A plena luz del día y sin temor alguno de ser atrapados, sicarios acabaron con la vida de un joven de 18 años en el barrio Guanacaste de Tegucigalpa, capital de Honduras.
La víctima fue identificada como Emerson Ariel Silva, quien recibió al menos ocho impactos de bala provocando que su cuerpo cayera tendido sobre las empedradas calles del sector.
Vivía en el sector de La Finca
Una fémina que llegó a la escena de muerte relató que “él vivía en La Finca, pero no sé si tenía enemistades o si lo habían amenazado”.
La mujer manifestó en medio del llanto que no era su familiar, pero que se llevaba en su casa y por lo cual le había tomado cariño.
“Yo lo quiero como mi hijo, yo lo quería bastante Dios mío, pero el que lo hizo lo paga por que lo paga”, dijo la mujer que no paraba de llorar.
El joven no trabajaba ni estudiaba, según comentaron algunas personas que dijeron conocerlo.
Recibió una ráfaga de tiros
El cuerpo de Emerson Ariel quedó boca arriba en medio de la estrecha calle de adoquines del barrio El Guanacaste y, según las primeras pesquisas, habría recibido al menos ocho disparos de un arma de fuego automática.
El cadáver del jovencito fue levantado por el personal de la morgue del Ministerio Público y trasladado hasta Medicina Forense.
Sus verdaderos familiares aún no habían aparecido en escena.
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