TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los políticos siguen vanidosos. Hastían hablando de enderezar el país y muchos andan torcidos; difunden decoro robándose hasta sus arrugas, las pintan o las estiran. Así se “reinventan” para ganar puestos en las próximas elecciones. Ofrecen lo irreal, lo impagable. Adiós al viejo(a) y nos clavan al hijo(a), a la mujer, a la amante… a todo el familión. Lo mismo, solo cambio o alquiler de ombligo.
En pleno adelanto, aspirantes a cargos de elección popular, incluidos los presidenciables, ignoran la colosal realidad de la nación. ¿Conocen la magnitud de la pandemia? Los hospitales están en abandono, dicen, cuando casi todos son garantes de su ruina, “vendiendo” y fiando equipos de segunda como nuevos, comprando remedios que matan, camillas y ambulancias de cartón.
Estos tontos(as) -para todo aquel que se sienta aludido- no paran de cantar “vamos a hacer, vamos a construir”… ¿Cómo?, ¿lo que ustedes mismos han destruido? Ustedes solo hacen lo que los hace ricos y dejan lo que no les deja nada. “Haremos la carretera… construiremos el hospital tal”… ¿De dónde?, si los que tenemos carecen de pinches acetaminofén.
Sin distingos de ningún tipo, maestros critican el deplorable estado de escuelas y colegios (sin dar cuentas de su cuarta de maldad) y la mayoría jamás ha regalado ni lápices; lo que sobran son “ladrillos” como califican a los ladrones en el argot popular. Doctores exigen plazas y muchos tienen dos sin hacer nada ni renunciar a una para dársela a otros más aptos que sus egos.
En otras barreras, el periodista “urbano” habla y exige moral, se cree bastión de rectitud, señala a medio mundo de delincuente y, curiosamente, salta en líneas locales y universales acusado de recibir millonarios mojes por tapar políticos, empresarios y gobiernos corruptos. Aquí, nadie se hace rico de la noche a la mañana a menos que sea cómplice de la corrupción, narco o lavandero. ¿Entendiste?
A las puertas de otras elecciones generales, todos, como siempre, “respetarán” la ley, la cosa pública, los derechos humanos, serán látigos contra la impunidad y la pudrición. Así se afeitan por codicia. Quienes llegaron al Legislativo hace veinte años ahí siguen, médicos y docentes son los mismos desde eras de los extintos Rafael Leonardo Callejas y Carlos Roberto Reina, y los “novatos” son sus hijos o parientes “políticos”.
Se van los papás de aquí o las mamás de allá y nos meten a hijos(as), primos y amantes que, igual, ya los tuvieron en embajadas o consulados con sueldos ofensivos para graduarlos en universidades carísimas. “Nombran al hijo(a) de fulana o de zutano de agregado cultural en Francia”… “esposa de ministro es la nueva embajadora en…”, divulgan los medios de prensa. ¿Mentimos?
El carnal o allegado “político” de quienes se mofan del gentío es, de seguro, aquel que vimos pequeño(a) o mozalbete en Casa Presidencial o en el Congreso Nacional cuando “papi” y “mami” eran los mandamases señalados de robarse la merienda o los zapatos escolares. Así el teje y maneje de los mismos que hablan de enrumbar la nación para nutrir su insaciable ración. Doscientos años bajo el yugo de los mismos ombligos.
En pleno adelanto, aspirantes a cargos de elección popular, incluidos los presidenciables, ignoran la colosal realidad de la nación. ¿Conocen la magnitud de la pandemia? Los hospitales están en abandono, dicen, cuando casi todos son garantes de su ruina, “vendiendo” y fiando equipos de segunda como nuevos, comprando remedios que matan, camillas y ambulancias de cartón.
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Soy yo
Estamos sitiados por hilo de perversos, los de turno y quienes añoran entrarle al plato estatal. Todos andan en su jugada de que son “decentes, sabelotodo, iluminados, caídos del cielo”, y luego, ya sorbiendo la teta pública, nos golean con atracos millonarios a lomos del haraposo. Al final, “el ladrón, el narco, el violador, el robagallinas, saltamuros y fugitivo soy yo”.Estos tontos(as) -para todo aquel que se sienta aludido- no paran de cantar “vamos a hacer, vamos a construir”… ¿Cómo?, ¿lo que ustedes mismos han destruido? Ustedes solo hacen lo que los hace ricos y dejan lo que no les deja nada. “Haremos la carretera… construiremos el hospital tal”… ¿De dónde?, si los que tenemos carecen de pinches acetaminofén.
Sin distingos de ningún tipo, maestros critican el deplorable estado de escuelas y colegios (sin dar cuentas de su cuarta de maldad) y la mayoría jamás ha regalado ni lápices; lo que sobran son “ladrillos” como califican a los ladrones en el argot popular. Doctores exigen plazas y muchos tienen dos sin hacer nada ni renunciar a una para dársela a otros más aptos que sus egos.
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Frijoles
Andan ansiosos de curules, alcaldías y unos llevan hasta cinco períodos en el Congreso o como reyes en sus pueblos (que supuestamente representan) en total abandono, con caminos de herradura, esperando que baje el precio de los insumos para el campo, comen salteado y el pisto apenas ajusta para comer frijoles y tortillas. Así la realidad.En otras barreras, el periodista “urbano” habla y exige moral, se cree bastión de rectitud, señala a medio mundo de delincuente y, curiosamente, salta en líneas locales y universales acusado de recibir millonarios mojes por tapar políticos, empresarios y gobiernos corruptos. Aquí, nadie se hace rico de la noche a la mañana a menos que sea cómplice de la corrupción, narco o lavandero. ¿Entendiste?
A las puertas de otras elecciones generales, todos, como siempre, “respetarán” la ley, la cosa pública, los derechos humanos, serán látigos contra la impunidad y la pudrición. Así se afeitan por codicia. Quienes llegaron al Legislativo hace veinte años ahí siguen, médicos y docentes son los mismos desde eras de los extintos Rafael Leonardo Callejas y Carlos Roberto Reina, y los “novatos” son sus hijos o parientes “políticos”.
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Chupar
La crisis económica y sanitaria es el cuento de cada gobierno, incluidos los militares. El problema en sí es la pérdida o la ausencia total de valores morales de actores (hombres y mujeres) que burlan las mentes débiles. “Votan” por un “cambio” de chambas. Sin tientos, es una ristra de esos(as) estirados que buscan afectos de las nuevas crías y, en el pasado, fueron cómplices de mil picardías a costillas del fisco. ¡Prohibido olvidar!Se van los papás de aquí o las mamás de allá y nos meten a hijos(as), primos y amantes que, igual, ya los tuvieron en embajadas o consulados con sueldos ofensivos para graduarlos en universidades carísimas. “Nombran al hijo(a) de fulana o de zutano de agregado cultural en Francia”… “esposa de ministro es la nueva embajadora en…”, divulgan los medios de prensa. ¿Mentimos?
El carnal o allegado “político” de quienes se mofan del gentío es, de seguro, aquel que vimos pequeño(a) o mozalbete en Casa Presidencial o en el Congreso Nacional cuando “papi” y “mami” eran los mandamases señalados de robarse la merienda o los zapatos escolares. Así el teje y maneje de los mismos que hablan de enrumbar la nación para nutrir su insaciable ración. Doscientos años bajo el yugo de los mismos ombligos.
