Honduras

Alquilar un vientre en Honduras: tan fácil como hacer una compra en un mercado

La Unidad Investigativa de EL HERALDO revela cómo se realiza el proceso para procrear hijos mediante un vientre de alquiler, negocio que está en discusión en el Congreso Nacional

11.03.2018

TEGUCIGALPA- Honduras
-¿Qué le va decir a su familia cuándo le pregunten por el bebé, ellos la van a ver embarazada?

-¡Que se murió!, Así tranquilos todos, ¡murió!, ¡ja, ja, ja,!

-Pero, ¿Hay que hacer un tratamiento psicol?gico verdad, porque, nos va entregar un niño que usted parió?

-¡Ja, ja, ja,! ¡No!, Eso no se preocupe, usted preocúpese que cuando nazca el cipote, ustedes estén ahí, lo agarren y se lo lleven.

-Ahora, en la clínica me dijeron que eran 250,000 lempiras para usted por el vientre de alquiler y 50,000 mil, por la inseminación artificial ¿Así es?

-El pago sería a mí, pero el precio de 250,000 lempiras no lo veo bien, porque de ahí tiene que salir el dinero para todo el embarazo... Yo lo veo muy bajo, mi precio es 350,000 lempiras.

Así, sin pudor alguno, comenzó la conversación con una joven microbióloga, empleada de una clínica de inseminación artificial, quien estaba dispuesta a alquilarle su vientre a un supuesto matrimonio a cambio de dinero.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO conoció las formas que existen en Honduras para procrear niños mediante el denominado: vientre de alquiler, un procedimiento que no está incluido, ni penalizado en la ley nacional.

Actualmente en el Congreso Nacional (CN) hay una propuesta de ley encaminada a regular este tipo de acciones, pero no ha sido dictaminada.

Además: ¿Qué es alquilar un vientre o una gestación subrogada?

Un vientre a disposición
Encontrar a una mujer dispuesta a alquilar su vientre, resultó ser más sencillo de lo que se esperaba. Para ello, La Unidad Investigativa de EL HERALDO visitó una clínica de inseminación artificial.

Ahí se le planteó a una doctora un caso ficticio, en el que un joven de 30 años de edad con cinco años de casado, deseaba ser padre: el problema era que su esposa no quería pasar por el proceso de embarazo.

En el relato el hombre le explicó a la doctora que la supuesta esposa no presentaba problema alguno para procrear, simplemente no deseaba embarazarse y había accedido a buscar otras opciones. De inmediato la doctora empezó a plantear soluciones, hasta que el joven le aclaró lo que él en realidad buscaba obtener ahí.

-Yo llamé ayer, hablé con usted, le pedí un precio y la opción que me puede brindar, para un vientre de alquiler.

-¡Sí, claro!, lo recuerdo, dijo la doctora con una leve sonrisa.

-Usted me dijo, 250,000 lempiras de remuneración para la persona que alquilara el vientre, y 50,000 lempiras para los gastos de la inseminación artificial.

-¿Sabe qué?, Ya le tengo la candidata, ya hablé con ella, dijo sonriente la doctora al mismo tiempo que tomaba un teléfono para llamarla.

-¿Ya?

-¡Sí!, Ella trabaja aquí, aseguró, mientras al otro lado de la línea se escuchó un “aló”, -Dígamele a “Vero” que suba, solicitó la mujer antes de cortar la llamada.

-Doctora, pero la idea es que la conozca mi esposa, solo yo no tiene mucho sentido.

-Sí, pero ahorita que suba la mira, ella es una microbióloga de aquí, yo le comenté ayer y está dispuesta hacerlo, dijo en el preciso momento que ingresó la joven.

Un breve intercambio de palabras entre ambas sin tocar el tema real, para el que fue llamada a la oficina terminó con la visita de la candidata para alquilar su vientre. Minutos después se acordó por medio de la doctora, un encuentro para el siguiente día, en el que estuvieran presentes: la candidata a vientre de alquiler y el matrimonio, con la condición de que la reunión fuera en otro lugar cercano. La Unidad Investigativa de EL HERALDO abandonó las instalaciones a la espera de la primera reunión.

Encuentro
La cita fue programada para las 12:30 PM, el matrimonio llegó puntal a recoger a la muchacha a la clínica. La candidata a vientre de alquiler, llegó sonriente al encuentro. Vestía un blusa floreada, jeans azul y tenis rojos con negro. Un breve saludo.

-Ella es mi esposa, Melissa Díaz (MD).

-¡Mucho gusto! Yo soy Verónica Cáceres (VC), dijo la joven al momento de estrechar la mano.

-El gusto es mío, dijo la esposa

-¿A mi me vio ayer verdad?, Recalcó el muchacho, me llamo Alberto Valladares (AV).

-Sí, lo recuerdo respondió.

Hasta ese momento la joven se notaba bastante relajada, antes de subir al vehículo de la Unidad Investigativa de EL HERALDO. Una vez adentro se le ofreció ir a conversar en un restaurante y almorzar. La mujer accedió, mientras, se acomodaba en el asiento trasero de la camioneta, sin temor, pese a salir con unos completos desconocidos.

Durante el trayecto al restaurante, la joven apenas comentó que era una microbióloga graduada y que estaba cursando su maestría. Aprovechó para consultarle al matrimonio cuánto tiempo tenían de casados.
'Cinco años', dijo la esposa

-Más dos de novios ratificó él.

Al llegar al restaurante, se le ofreció algo para comer y poder iniciar la negociación del vientre de alquiler:

-Un croissant con un refresco está bien, gracias, dijo y mientras el joven realizaba la orden en el mostrador, ambas mujeres se fueron a sentar para charlar un poco.

Haga clic aquí para leer la negociación realizada por la Unidad Investigativa de EL HERALDO para obtener un vientre de alquiler en Honduras.

Alquilar un vientre en Honduras: Parte I
Alquilar un vientre en Honduras: Parte II