Hondureños en el Mundo

¿Cuántos hondureños viven en España?

Somos la comunidad número 28 entre las poblaciones extranjeras en suelo español, un país con escasez de trabajo hasta para sus propios ciudadanos

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23.09.2016

Barcelona, España
Los hondureños en España deben luchar, como las otras comunidades de migrantes, para asentarse y ganarse la vida en un país con un alto número de extranjeros y limitados puestos de trabajo.

A través de esta lucha no sólo obtienen de una u otra manera los medios para la supervivencia, o en casos afortunados la mejora de su situación de vida. También logran entenderse a sí mismos en un contexto más amplio e internacional, con los españoles como anfitriones de este escenario tan variado.

En contexto, somos la nación centroamericana con mayor número de ciudadanos en España, en una lista en la que sólo figuran con números significativos los hondureños y nicaragüenses.

Si bien hay 55,266 hondureños en el último censo, también hay 25,349 nicaragüenses -cerca de la mitad de los nuestros-, y 11,813 salvadores -más o menos una quinta parte-. En la cola de esa lista están los guatemaltecos con 8,642 personas, Panamá con 4,575 y Costa Rica con 3,798.

Pero si nos comparamos con los ciudadanos de toda la América de habla hispana, Honduras ocupa el puesto número 12.

Esta lista es liderada por Ecuador -410,517-, Colombia -354,108-, y Argentina -249,467-. A estos tres países sudamericanos les siguen con números importantes los ciudadanos de Perú, Venezuela, Bolivia, República Dominicana, Cuba, Paraguay, Uruguay y Chile, antes de llegar a nosotros. Más aún, si nos comparamos al total de extranjeros en España, nos empequeñecemos en la posición 28 en un conteo liderado por Marruecos -786,598-, Rumanía -639,676-, y Ecuador.

Este hombre muestra una moneda hondureña que lleva sobre su pecho durante su vida en España. Su hijo lo observa.

Este hombre muestra una moneda hondureña que lleva sobre su pecho durante su vida en España. Su hijo lo observa.

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Competencia “perra”
Como explicaba Slim Turcios, quien sirvió de guía para la primera entrega de esta serie, para muchos en la comunidad hondureña ha sido difícil conseguir trabajo en España ya que antes se han asentado otras comunidades de inmigrantes como los ecuatorianos, bolivianos y peruanos, y están más organizados.

Pero como se ha visto en las cifras, el asunto no acaba allí. Las colonias de migrantes provenientes de otros países luchan, de manera distinta a los latinoamericanos, por lograr algo en España.

“Parte de lo que hace tan difícil conseguir trabajo a los hombres migrantes que ‘los paquis’ -paquistaníes-, cobran menos que cualquiera y entonces revientan el mercado del trabajo popular. El mercado negro se mueve mucho porque favorece. ¡Trabajan por mucho menos! Siempre hay algunos hondureños que lo logran, pero un amigo buscó mucho y no halló. Lo único que le quedó fue regresarse para Honduras. Yo tampoco te voy a trabajar todo el día por 20 euros, de 8 de la mañana a 10 de la noche”, explica Slim.

Pero “la competencia” no acaba allí. “‘Los paquis’ son competencia perra, pero los chinos son rollo aparte. Entre ellos hacen sus propios negocios, y los marroquíes también. Los demás latinos son más como que ‘les vale v... todo’, en el sentido de que no hay ni unión y siempre hay egoísmo. En el aspecto de que ellos pueden saber donde hay trabajo y no lo comparten con otros. Los que se cuidan entre ellos son los chinos, paquistaníes y marroquíes. Los africanos vienen un poquito más jodidos que nosotros. Vienen sin conocer nada, sin familia ni nada, a la aventura. En un piso pueden vivir hasta 15. Entre los latinos son los bolivianos los que más viven juntos en un piso -apartamento- para pagar menos”.

La migración es en la actualidad una gran corriente que mezcla en Europa a personas de distintos orígenes étnicos y culturales.

La migración es en la actualidad una gran corriente que mezcla en Europa a personas de distintos orígenes étnicos y culturales.

Puntos de mejora
Lo que Slim relata sin mucho filtro es compartido por otros hondureños en esa comunidad que ven el mismo problema desde una situación más analítica.

“Muchos hondureños que llegan a organizar sus papeles ven a los recién llegados por encima del hombro”, cuenta Carmen Suárez, quien trabaja activamente para que la comunidad hondureña se vuelva más solidaria y organizada.

Ella junto a Aldo Salgado comparten también que el trabajo del consulado hondureño podría ser más efectiva en sus tareas de respaldar a nuestros migrantes.

“Otros países latinoamericanos como el de Ecuador y Bolivia, tienen consulados que funcionan mucho mejor que el nuestro. Por ejemplo el retorno voluntario ha funcionado mucho mejor. Es un programa en el que te dan una formación para hacer un negocio en Honduras y te pagan el boleto de regreso a Honduras con el compromiso de no volver a España ilegal. A una amiga ecuatoriana la ayudaron en su consulado y le salió muy bien. No sabía ni sacar la tarjeta de metro. Nuestro consulado en cambio no funciona, pasas por allí y te ven por encima del hombro”. opina Carmen.

Aldo, por su parte, se enfoca en valorar las oportunidades perdidas por falta de mejor organización: “Con el aprovechamiento del programa de retorno voluntario lo que hace el consulado de Honduras no tiene nada que ver con lo que hacen el de Ecuador y Bolivia. A través de eso se pueden informar sobre compras de casa, cómo poner un negocio y muchas otras ventajas con las que ayuda España”.

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Racismo y asimilación
Uno de los temas más recurrentes cuando se habla de migración latinoamericana a países predominantemente blancos es el del racismo.

En el caso ecuatoriano, una nación andina que se ha preocupado por hacer estudios sobre su gente en el extranjero, una encuesta del 2014 mostró que 73.7% los ecuatorianos en ese país no han sufrido algún tipo de situación discriminatoria por su condición de inmigrante ecuatoriano, mientras el 25.1% sí, y un 1.3% no respondió.

Esta encuesta, como no puede ser de otra manera, aborda las percepciones, por lo que el grado de subjetividad llama a analizarla con cautela.

Foto: El Heraldo