Hilda, Juan Orlando y Tony, la caída de los Hernández en Honduras

La dinastía Hernández disfrutó del poder político y económico en Honduras, pero su ambición marcó un camino de tragedias y caídas que sigue cobrando factura

lun 29 de enero de 2024 a las 0:0

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La ciudad de Gracias, en el departamento de Lempira, los vio nacer en 1966, 1968 y 1978, pero el país entero los vio convertirse años más tarde en tres políticos tan aclamados como cuestionados, quienes vivieron su declive estando en lo más alto del poder.

Hilda, Juan Orlando y Juan Antonio Hernández Alvarado, fueron tres de los 16 hermanos que se cuentan en ese linaje, aunque se desconoce si los demás son descendientes del matrimonio entre Juan Hernández Villanueva y Elvira Alvarado Castillo, un militar y una ama de casa, o si algunos fueron concebidos fuera de ese hogar.

Si algo aún les aplauden en muchos lugares es la manera tan dedicada como Hilda, Juan Orlando y “Tony” trazaron su camino ascendente desde muy jóvenes, hasta ocupar los más altos cargos, pese a ser oriundos del interior del país.

Con mucho esfuerzo, los hermanos lograron prepararse y convertirse en profesionales en sus distintas áreas, logrando salir de Lempira a estudiar a la capital e incluso, al extranjero.

A los tres el futuro les auguraba mucho éxito y renombre y aunque lo obtuvieron, también les preparaba una época llena de tragedias que comenzarían a llegar en 2017, cuando su imperio comenzó a desmoronarse.

$!De izquierda a derecha: Tony Hernández, su madre, Elvira Alvarado, Hilda Hernández y Juan Orlando Hernández.

A criterio del analista político Raúl Valladares algunas de estas consecuencias ocurrieron tras “caer en la tentación de involucrarse en transgresiones graves”.

El camino político de Juan Orlando Hernández

En 1985, Juan Orlando Hernández, mejor conocido como ‘JOH’, por las iniciales de su nombre, ingresó al Liceo Militar del Norte, en San Pedro Sula. Luego, cursó la carrera de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde demostró sus habilidades de líder, pues formó parte de frentes estudiantiles.

Tras graduarse, el 5 de febrero de 1990, dos días después de casarse con Ana García, Juan Orlando Hernández asumió su primer puesto público como asistente ejecutivo de su hermano, Marco Augusto, quien se desempeñaba como primer secretario del Congreso Nacional.

$!Juan Orlando Hernández cuando estudiaba en el Liceo Militar del Norte, en San Pedro Sula.

Tres años más tarde se ganó una beca para estudiar Legislatura en España y a su regreso trabajó como coordinador de la campaña del precandidato nacionalista Roberto Martínez Lozano, en Lempira.

Al año siguiente, obtuvo otra beca en la Universidad Estatal de Nueva York, Estados Unidos, y cursó una maestría en Administración Pública con Orientación en Administración Legislativa.

Y en 1997 comenzó su campaña para ser electo diputado por el departamento de Lempira con el Partido Nacional, logrando ganar y ejercer el cargo durante cuatro periodos consecutivos desde esa fecha, hasta que en 2013 buscó la presidencia del país y también la obtuvo, aunque en medio de cuestionamientos, pues en las elecciones primarias de su partido, su mayor rival, Ricardo Álvarez, lo acusó de cometer fraude. Meses más tarde, ambos hicieron las paces, pues Ricardo incluso ocupó el cargo de designado presidencial en los dos periodos de gestión de Hernández.

$!El abogado, originario de Lempira, en sus primeros cargos en el Congreso Nacional.

El paso de JOH por la historia hondureña también está marcado por ser el primer presidente en reelegirse, a pesar de que los artículos pétreos de la Constitución de la República lo prohíben. Tras una interpretación por medio de la Sala de lo Constitucional, Juan Orlando pudo volver a postularse, ganando el poder por cuatro años más de manera consecutiva en 2018.

La mente maestra de Hilda Hernández

Cuando Juan Orlando Hernández estaba en su segundo periodo como diputado, su hermana mayor, Hilda Hernández, quien se tituló como ingeniero agrónomo en el Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico, comenzó a laborar en el gobierno durante la administración del presidente Ricardo Maduro (2002-2006), ejecutando el cargo de gerente de la entonces Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (Cohdefor).

Así transcurrió el tiempo, hasta que en 2010 comenzó a tener más notoriedad, pues asumió el cargo de secretaria de Desarrollo e Inclusión Social bajo el gobierno del presidente Porfirio Lobo. Para esa época, su hermano, Juan Orlando, se desempeñaba como presidente del Congreso Nacional.

$!Hilda Hernández y el expresidente Porfirio Lobo Sosa, el día que la nombró funcionaria de su gobierno.

Y para 2014, cuando JOH asumió su primer periodo como presidente tras ganar las elecciones, Hilda se convirtió en ministra directora de Comunicaciones y Estrategia del gobierno de su hermano.

Luego, cuando Juan Orlando anunció su segunda candidatura para reelegirse, en medio de un escándalo y rechazo por la prohibición que establecía la Constitución, Hilda renunció a su cargo y se dedicó a ser la jefa de comunicación para la campaña de su hermano, pero aunque se esforzó por alcanzar su objetivo, no pudo verlo ascender a la presidencia nuevamente, pues murió días antes de que se oficializara su triunfo.

Tony Hernández y su paso por el Congreso

Con menos experiencia política que sus hermanos, Juan Antonio Hernández, mejor conocido como “Tony”, logró obtener un espacio en el Congreso, pues en 2014 fue elegido diputado suplente del nacionalista Samuel Reyes, para un periodo de cuatro años, es decir, hasta 2018.

Más tarde, cuando Samuel Reyes fue elevado al cargo de ministro de Defensa, “Tony” tuvo que asumir la curul como propietario, pero sus funciones en el Poder Legislativo no llegaron a término satisfactoriamente, pues fue detenido en Estados Unidos, acusado de varios delitos, entre ellos el de narcotráfico.

$!Imagen de archivo tomada en julio de 2018, cuando Tony Hernández era diputado del Congreso Nacional por el Partido Nacional.

El inicio del fin de los hermanos Hernández

El sábado 16 de diciembre de 2017, cuando Juan Orlando Hernández se preparaba para conocer los resultados de las controvertidas elecciones generales que causaron protestas a nivel nacional, su hermana, Hilda Hernández, murió en un accidente aéreo cuando viajaba desde Tegucigalpa hacia su vivienda en Comayagua.

Su viaje fue en un helicóptero Ecueriel AS 350 B-30, con matrícula FAH-905 y lo abordó junto a sus guardaespaldas Nahúm Lagos y Marcos Banegas, la capitana Patricia Valladares, el teniente Iván Esaú Vásquez Portillo y el subteniente de aviación Gerson Díaz Nolasco.

Pero cuando volaban cerca de la reserva biológica de Yerba Buena, en el municipio de Lepaterique, departamento de Francisco Morazán, la aeronave se precipitó y todos murieron.

$!Imagen tomada por EL HERALDO en la escena donde ocurrió el accidente aéreo, cuando los rescatistas recuperaban los cuerpos.

El rescate de sus cuerpos duró varias horas y posteriormente fueron llevados a Medicina Forense, donde se les realizó la autopsia y entregaron los restos a sus familiares. La familia de Hilda decidió cremarla y realizar una misa en su honor.

Desde ese momento muchos especularon diferentes teorías sobre las causas o la veracidad de su muerte, la cual fue determinada como un fatídico accidente por fallas técnicas o por las condiciones del clima.

“Logramos, con métodos científicos, saber que era doña Hilda, así que creo que está más que claro e igualmente con su causa de muerte, pero aquí es donde viene un punto y es el Ministerio Público”, justificó recientemente la forense Julissa Villanueva, quien se encargó de identificar a las víctimas del accidente aéreo. La aclaración de la actual viceministra de Seguridad ocurre luego de que Raymond Colon, abogado defensor de Juan Orlando Hernández, afirmara que Hilda fue asesinada por narcotraficantes.

De la forma que haya sido, el fallecimiento de Hilda fue el primer golpe fuerte para los Hernández y menos de un año después cayó sobre ellos una nueva tragedia que involucraba a Tony en un escándalo que sacudiría al país y provocaría que muchos le otorgaran el sobrenombre de “NarcoEstado”.

“TH”, un narcotraficante a gran escala

El 23 de noviembre de 2018, el diputado hondureño, Tony Hernández, fue detenido en el aeropuerto de Miami, Estados Unidos, cuando intentaba hacer escala para llegar a Honduras desde Texas.

La captura de Tony fue una de las consecuencias de las explosivas declaraciones de capos como Devis Leonel Rivera Maradiaga, exjefe de la banda ‘Los Cachiros’, quien dijo a los agentes de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) que sobornó a Tony para gestionar el pago de una deuda que el gobierno tenía con su cártel.

De igual manera, otros narcotraficantes confesos señalaron al hermano del mandatario por acciones similares, incluso le acusaron de comenzar a producir su propia droga, procedente de Colombia, y marcarla con las iniciales “TH” para diferenciarla del resto. Además, se dijo que Tony llevaba activo en el tráfico de drogas desde aproximadamente 2004.

En medio del juicio contra Tony y otros acusados, el nombre de su hermano, Juan Orlando Hernández, comenzó a sonar una y otra vez, pues los testigos llamados a declarar también aseguraban que Tony no actuó solo, sino con el respaldo del mandatario.

$!El juicio contra Tony Hernández se desarrolló en octubre de 2019.

En marzo de 2021 Tony fue condenado a cadena perpetua más 30 años de cárcel por los cargos de conspiración para importar cocaína, posesión de ametralladoras y artefactos destructivos, conspiración para poseer ametralladoras y artefactos destructivos y falso testimonio. Desde entonces guarda prisión en California, Estados Unidos.

Durante todo el juicio contra su hermano, JOH negaba los vínculos con narcotraficantes hondureños y extranjeros y aseguraba que se trataba de una venganza impulsada por los cárteles de droga, como consecuencia de que cuando él era presidente del Congreso en 2013, apoyó la aprobación de un auto acordado para dar paso a la extradición de hondureños.

“Es lógico esperar la reacción de los narcotraficantes tratando de evitar que sigamos con nuestra lucha (...) Estas campañas no son más ni menos que una represalia ante todas las medidas que hemos tomado en contra del narcotráfico”, dijo en una ocasión el expresidente en 2019, en una de sus tantas aclaraciones públicas al respecto.

Pero estas aclaraciones solo parecieron haber servido para prolongar lo inevitable, pues con la culminación de su segundo mandato de gobierno, en 2022, el expresidente fue capturado y extraditado a través del mismo mecanismo que él aprobó.

De presidente a acusado por narcotráfico

Juan Orlando Hernández fue capturado en su casa ubicada en Tegucigalpa el 15 de febrero de 2022, es decir, 19 días después de dejar el cargo a su sucesora, Xiomara Castro, la candidata del Partido Libertad y Refundación (Libre)

Tras permanecer recluido en un comando policial fue extraditado el 21 de abril de ese mismo año y fue enviado al Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, donde ha guardado prisión desde entonces, a la espera del desarrollo de su juicio.

$!El expresidente Hernández fue capturado el 15 de febrero en su casa en Tegucigalpa.

El juicio estaba programado para el 5 de febrero de 2024, pero tras las súplicas de la defensa y de que la Fiscalía cediera, se prolongó para el 12 del mismo mes. La comparecencia ante el juez se realizará en conjunto con el juicio de Juan “El Tigre” Carlos Bonilla, exdirector de la Policía Nacional y de Mauricio Hernández Pineda, quien era policía y sería primo del expresidente Hernández.

El exmandatario está siendo juzgado por los delitos de conspiración para importar cocaína a los Estados Unidos, lo que conlleva una sentencia mínima obligatoria de 10 años y una sentencia máxima de cadena perpetua; usar y portar ametralladoras y dispositivos destructivos durante la conspiración para importar cocaína, y poseer ametralladoras y dispositivos destructivos para promover la conspiración de importación de cocaína, que conlleva una sentencia mínima obligatoria de 30 años y una sentencia máxima de cadena perpetua; y conspiración para usar y portar ametralladoras y dispositivos destructivos durante la conspiración de importación de cocaína, y poseer ametralladoras y dispositivos destructivos para promover la conspiración de importación de cocaína, que conlleva una sentencia máxima de cadena perpetua.

La corrupción, la otra mancha del gobierno de JOH

Los dos periodos de gobierno de Juan Orlando Hernández no solo estuvieron salpicados de presuntos actos de narcotráfico, sino también de corrupción. Uno de los casos más sonados fue el caso “Hermes”, que incluyó sobornos a 77 periodistas y comunicadores que habrían recibido más de 100 millones de lempiras de Casa Presidencial para “emitir opiniones a favor de la presidencia”, según la investigación hecha por la Unidad Fiscal Contra Redes de Corrupción (Uferco)

Para este fin habría colaborado Hilda Hernández cuando estuvo al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Estrategia, pues de acuerdo a las investigaciones, entre 2012 y 2013 ayudó a crear una empresa de maletín para asignar los fondos.

De igual forma, se develó el caso “Corrupción sobre Ruedas”, por medio del cual se sustrajeron 11,401,151 lempiras del bono 10 mil, un proyecto impulsado por el gobierno para ayudar a las familias más necesitadas, pero que entre 2013 y 2014 fue usado para financiar campañas del Partido Nacional. También se usaron más de cuatro millones para el alquiler de vehículos blindados que eran usados por personas que andaban en campaña política en ese momento.

La empresa falsa mencionada en ambos casos fue Servicios e Inversiones AID, por medio de la cual se hacían las transferencias a comunicadores y políticos. Dicha compañía fue creada por José Adolfo Sierra, quien trabajaba con Carol Vanessa Alvarado Izaguirre, Gerente Financiera de Casa Presidencial y Jefa de Presupuesto de la Secretaría de Inclusión Social (Sedis).

$!Hilda Hernández y su madre, Elvira Alvarado, durante la celebración de un 15 de septiembre, cuando JOH era presidente.

De igual forma se identificó a otros involucrados como Harvys Herrera Carballo, quien fuera gerente administrativo de Casa Presidencial, y Claudia Yamila Noriega González, coordinadora del proyecto tarjeta “La Cachureca”.

La Uferco reveló que incluso, cuando Juan Orlando se convirtió en presidente, la Servicios e Inversiones (AID) comenzó a operar desde la misma Casa Presidencial.

Más adelante se descubrió otro caso de corrupción en el que se relacionó al expresidente y fue denominado “Pandora II” que fue presentado por la Uferco el 11 de octubre de 2023, como una continuación del caso Pandora I.

En el requerimiento aparecen señalados tanto JOH como el expresidente Porfirio Lobo Sosa, acusados por fraude en los años 2010 y 2013, cuando el primero era presidente del Congreso y el segundo presidente de la República.

A Juan Orlando se le imputan por este caso los delitos de lavado de activos por más de 62 millones de lempiras y fraude.

Otros señalados son el extitular de la Secretaría de Finanzas (Sefin), Wilfredo Rafael Cerrato Rodríguez, el exgerente del Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (Banadesa), Jorge Johny Handal Hawit; los exgerentes administrativos de la Sefin, Lilia María Bográn y James Aldana Medina, el director de presupuestos de la Sefin, Roberto Alonso Zúniga y el exgerente financiero de Banadesa David Eduardo Ortiz Hawit.

Según las investigaciones, la red de corrupción se encargó de aprobar desembolsos de fondos públicos por más de 288 millones de lempiras a través de fundaciones como: “Todos somos Honduras” y “Dibattista”. Dichos fondos provenían del Congreso Nacional, Secretaría de Finanzas, Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) y Banadesa.

Este dinero en realidad fue destinado a financiar campañas políticas. En el caso de JOH, habría recibido al menos 62 millones de lempiras que llegaron a los movimientos “Azules Unidos” y “Amigos de JOH”. Este caso aún sigue desarrollándose en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) hondureña.

Los Hernández, un antes y un después en la política hondureña

A criterio de algunos expertos, el oscuro paso de los Hernández en la política hondureña ha marcado un antes y un después, ya que es la primera vez que un expresidente y su hermano se enfrentan a un proceso por narcotráfico en Estados Unidos y que su hermana es señalada como una de las responsables de articular la red de corrupción con la que se habrían financiado sus campañas.

Al consultarle a la exprimera dama, Ana García, sobre las razones detrás de la mala racha de su esposo Juan Orlando y de sus cuñados, ella dice muy segura que: “Esta familia está constantemente enfrentada a una campaña de odio”.

$!Ana Hernández, esposa de Juan Orlando, se ha mantenido fiel a la postura de que su familia es inocente de cualquier delito relacionado con el narcotráfico.

García, incluso dijo en entrevista con EL HERALDO que muchos de sus correligionarios del Partido Nacional les dieron la espalda cuando su esposo fue extraditado.

“Hay unos con los que tengo contacto permanente y ellos han estado siempre de manera cercana en este proceso, hay otros que no los he vuelto a ver, pero a nivel del Partido Nacional hay un enorme cariño hacia Juan Orlando, me lo transmiten las personas de diferentes lugares del país”, sostuvo.

Y aunque aún se desconoce qué pasará con el exmandatario hondureño, algunos creen que con el enjuiciamiento el impacto será drástico entre sus afines y que también le pasará factura a sus adversarios, por la incredulidad y el descontento que persiste en la población con respecto a la clase política.

“Hay que reconocer que a nivel político, más allá del morbo de la noticia, está el tema del impacto o las consecuencias que puede tener en torno a los cercanos o a los sectores de actividad política del gobierno, como los que pudieron ser colaboradores de aquel gobierno o el círculo familiar”, opinó el sociólogo Armando Orellana.

De su lado, Raúl Pineda, concluyó que “esta no va a ser la última vez que un alto dignatario del país se vea involucrado en actos ilegales, lavarle la cara a los partidos o lavar la política implica una transformación drástica y larga. Se necesita un relevo generacional y una nueva visión respecto a los valores que orientan el accionar político. Para esto requiere políticos patriotas, no políticos motivados por su interés personal, incluido el de enriquecerse, que es la norma general en Latinoamérica”.

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