Ambiente

100 kilómetros de carretera ilegal, la biósfera se cae a pedazos

25.04.2022
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus regresó a la Biósfera del Río Plátano y encontró que la carretera ilegal fue terminada. FF AA, ICF, SAG y Mi Ambiente solo fueron cómplices silenciosos

WAMPUSIRPI, GRACIAS A DIOS.- Un tractor oruga amarillo con distintivos negros avanza lento, arrastrando sus poderosos eslabones de hierro por una calle de tierra en la Biósfera del Río Plátano.

Lleva su pala frontal de metal levantada al igual que sus afiladas cuchillas traseras en una silenciosa procesión por el pulmón de Honduras, declarado desde 1981 como Patrimonio de la Humanidad.

El tractor forma parte de una millonaria flota que incluye motoniveladoras, retroexcavadoras y volquetas que se encargan de brindar mantenimiento y abrir nuevas brechas en una carretera ilegal que conecta desde el municipio de Dulce Nombre de Culmí, Olancho, con Wampusirpi en Gracias a Dios.

Esas aperturas en medio de la Biósfera del Río Plátano han contribuido a la pérdida de 30 mil hectáreas de bosque virgen en los últimos tres años, según informes oficiales, siendo el 2021 -con 11 mil hectáreas dañadas- un año de desastre ambiental.

Tienen en riesgo a 28 ecosistemas terrestres y cinco marino-costeros con todas sus diferentes especies, además de la intromisión en sitios arqueológicos, reportan las autoridades.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus, que ya había denunciado el ecocidio a mediados del año pasado, regresó a la Biósfera del Río Plátano y encontró que la situación empeoró.

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Nadie movió un dedo para frenar la carretera ilegal y sus nuevas aperturas; las Fuerzas Armadas de Honduras (FF AA) nunca dinamitaron el paso y solo observó como cómplice silencioso el daño ambiental.

El Instituto de Conservación Forestal (ICF), la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), Mi Ambiente y la Fiscalía del Medio Ambiente, entre otros, también callaron ante el daño.

Carretera ilegal terminada

Lo que un día surgió como una oscura idea, ahora es un proyecto hecho realidad: Dulce Nombre de Culmí, Olancho, y Krausirpi, Gracias a Dios, están conectados por tierra por una carretera ilegal.

Un total de 110 kilómetros de distancia terminados en un irresponsable proyecto asolapado por las FF AA -protectores de la zona, según el decreto ejecutivo PCM-002-2006- y el ICF -Plan de Manejo 2013-2025- al no ser capaces de frenar un daño irreversible en la Biósfera del Río Plátano.

Las consecuencias: más de 30 mil hectáreas de bosques perdidos en los últimos tres años, según el “Informe especial situación actual de la deforestación de la Reserva del Hombre y Biósfera del Río Plátano”, publicado en marzo de este año por el ICF.

Hay 28 ecosistemas terrestres parcialmente dañados y cinco marino-costeros en peligro, además de conexiones ilegales en medio de un Patrimonio de la Humanidad que Honduras no está siendo capaz de cuidar, además de sitios arqueológicos como Ciudad Blanca, a merced del ingreso de foráneos hambrientos de deforestación.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus comenzó su recorrido por la carretera clandestina en el desvío Los Mangos, en Dulce Nombre de Culmí, Olancho, donde un inmenso rótulo tallado en madera advierte que estamos a punto de ingresar a una zona protegida del daño forestal.

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El Patrimonio de la Humanidad y Reserva del Hombre y la Biósfera mide más de 832 mil hectáreas y está dividido en tres macrozonas: amortiguamiento (197 mil hectáreas), cultural (424 mil hectáreas) y núcleo (210 mil hectáreas), y por todas ellas conecta directa e indirectamente la carretera ilegal.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus descubrió que actualmente hay 500 millones de lempiras en ejecución provenientes de cooperantes destinados a la protección de las zonas, pero no se miran dónde se están realizando las acciones.

La primera impresión que deja la carretera es que es un proyecto bajo constante mantenimiento, no hay baches y sus primeros tramos están, como popularmente se dice, “bien raspados para transitar”.

Los promotores del proyecto ilegal de infraestructura han llegado al punto de construir un primer puente para atravesar el cristalino río Aner.

Solo la plataforma ronda entre los 30 y 40 millones de lempiras, por lo que el dinero no es precisamente un obstáculo.

A medida se avanza por la carretera ilegal, el inclemente sol azota con ira ante la ausencia de árboles, irónicamente en una zona donde se registró en su momento la presencia de 586 diferentes especies de plantas -según la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en 2002-, que representaban el 10% de toda la flora nacional.

Ahora no hay más que cientos de hectáreas de potreros con pasto para alimentar a miles de cabezas de ganado.

Los primeros asentamientos humanos se dejan ver en pequeños grupos, son campesinos empleados de millonarios ganaderos que se dedican a cuidar las bestias y expandir con quema y tala de árboles la inmensa frontera ganadera.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus ya había visitado la carretera clandestina a mediados del año pasado, cuando aún no estaba terminada, y denunció el terrible daño.

Las FF AA salieron al paso para anunciar su destrucción mediante cargas explosivas controladas, pero todo fue una promesa incumplida, no realizaron acciones y tampoco evitaron que las aperturas continuaran.

En este nuevo recorrido se evidenció que los primeros 60 kilómetros de la carretera gozan de excelentes condiciones y mantenimiento permanente, incluso se observó la presencia de maquinaria pesada.

Lamentablemente, se pudo apreciar decenas de nuevas brechas que salen descontroladas en diferentes conexiones a partir de la carretera ilegal.

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Son calles bien definidas que conectan con lujosos ranchos bien resguardados por hombres armados, cercos, ríos y pasos clandestinos. De los estudios realizados durante décadas que mencionan la presencia de 130 especies de mamíferos, solo se pueden apreciar vacas, toros y terneros por miles hasta donde la vista alcanza.

El descontrol en la biósfera es inmenso y parece todo menos un Patrimonio de la Humanidad.

Ya las tierras fueron divididas, todo tiene dueño e incluso hay que solicitar permiso para avanzar por las propiedades para evitar un encontronazo con los ganaderos de la zona, celosos antes la visita de extraños, peor si son medios de comunicación.

A partir del kilómetro 61, las condiciones de la carretera ilegal varían un poco debido a las constantes lluvias de la zona. Avanzar se vuelve más lento, pero no imposible para la calidad de vehículos 4X4 que transitan por la carretera ilegal.

Es evidente que las aperturas son nuevas y no gozan del mismo mantenimiento de los primeros kilómetros, pero ya están marcadas y listas para recibir la maquinaria permanente.

A partir del kilómetro 90, la carretera es más tediosa, pero continúa siendo transitada por vehículos.

La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus llegó a la aldea Krausirpi.

En definitiva, la carretera está consolidada y ya se prepara otra iniciativa, pues la idea es conectar todo el departamento de Gracias a Dios por tierra, sin importar el terrible daño ambiental a la reserva Patrimonio de la Humanidad.