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Alejandro Valladares, caballero de la diplomacia hondureña

Intelectual, erudito y un ser humano excepcional. Durante 20 años representó con dignidad a Honduras ante la Santa Sede.

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26.10.2013

Asistía a diario a misa desde que tenía 16 años.

Se definía como católico y sentimental por convicción.

Alejandro Emilio Valladares Lanza, el hondureño ejemplar que durante 20 años representó con dignidad a Honduras ante la Santa Sede, partió al encuentro del Señor.

Pero dejó un valioso legado que llena de orgullo a sus hijas Rocío y Sofía y a su esposa, la escritora y pintora hondureña María Martha Alegría de Valladares, a quienes invade la tristeza por su partida.

El diplomático de carrera, que concluyó su misión en el Vaticano en abril de 2013, falleció el martes y fue sepultado el jueves en Tegucigalpa.

Valladares acababa de ser nombrado al frente de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Honduras. Durante su velatorio, el Gobierno de Honduras le otorgó a título póstumo la condecoración de la Orden “Francisco Morazán” en el Grado de Gran Cruz Placa de Plata.

“Estamos despidiendo solemnemente a un hombre excepcional, el embajador ha dejado una huella imborrable representando con dignidad y gran orgullo a nuestro país ante la Santa Sede desde 1990, alcanzando el honorífico cargo de Decano del Cuerpo Diplomático, el que desempeñó con toda eficiencia hasta su regreso al suelo patrio”, resaltó la canciller Mireya Agüero durante el acto solemne.

Hondureño ejemplar

Amante del vino blanco y seguidor de la música del tenor español Plácido Domingo, el embajador Valladares nació el 23 de junio de 1937 en Tegucigalpa.

Su madre era la profesora María Mercedes Lanza Hernández y su padre, el abogado Juan Bautista Valladares Rodríguez, fue el primer embajador de Honduras ante la Santa Sede. De él heredó su pasión por la historia.

Una serie de estudios geográficos sobre dos papados importantes a finales del siglo XII le hicieron acreedor al premio Bonifacio VIII en 2008, conferido por la Santa Sede.

Este premio se concede a historiadores, cardenales, escritores, políticos, expresidentes de la República Italiana y premios Nobel.

A lo largo de su carrera diplomática en la Santa Sede, recibió diversas condecoraciones, entre ellas la Gran Cruz de la Orden de Pío IX, que le fuera otorgada por Su Santidad, el papa Juan Pablo II en 1993, la Soberana Orden de Malta y la Orden Militar del Santísimo Salvador y Santa Brígida de Suecia.

Durante dos décadas en el Vaticano conoció a las más destacadas personalidades del mundo, que aprendieron a apreciar no solo su intelectualidad, sino su trato amable y finas atenciones.

Muchos hondureños tienen tanto que agradecerle, porque ni el mejor guía turístico en el Vaticano podría abrirles las puertas de la Basílica de San Pedro y edificios adyacentes con el conocimiento con el que él lo hacía.

“Con él se rompe la tradición de que solamente los representantes de las grandes potencias podían llegar a ocupar la Decanatura, pero él demostró que no era necesario ser el enviado de una nación poderosa para alcanzar esa distinción”, recordó la canciller Agüero durante el acto de condecoración.

Recorrió el mundo, visitando Centroamérica, México, Estados Unidos, Panamá, Colombia, Puerto Rico, España, Portugal, Francia, Israel, Italia, Austria, Hungría, Inglaterra, República Checa, Eslovaquia, Grecia, Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Turquía, Egipto, Túnez, Filipinas, Tailandia, Arabia Saudita, China, Taiwán, Malta, Albania, Alemania y Marruecos, entre otros.

Acompañó a Su Santidad Juan Pablo II en un viaje a Sarajevo, en ese momento una de las zonas de mayor conflicto en los Balcanes.

En una nota publicada por el diario L’Osservatore Romano que data de mayo 1991, el papa Juan Pablo II le dio la bienvenida: “Deseo expresarle mis mejores deseos para que la misión que hoy inicia sea fecunda en frutos y éxitos. Quiera hacerse intérprete ante el Señor Presidente, su Gobierno, las autoridades y el pueblo hondureño del más deferente y cordial saludo del Papa”, dijo el pontífice.