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Carmen Cruz se retira definitivamente de la FMHH

Durante dos años y medio, la profesional estuvo al frente de la dirección del ente cultural.

22.03.2013

Hasta este viernes Carmen Cruz estará al frente de la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño (FMHH). La profesional, quien asumió la dirección de la institución hace dos años y medio, expresó en un comunicado que “la razón de mi retiro es básicamente porque dentro de poco estaré dando un giro diferente a la gestión de mi propia vida, quizá una de las más hermosas que las mujeres podemos tener y es la de ser madre. Como originaria de la ciudad de Santa Rosa de Copán, regreso de momento a mi ciudad y desde allá también emprenderé un proyecto personal”.

Retos y logros durante su gestión

En mayo de 2010 Cruz tuvo una corta comunicación telefónica con Juan Manuel Posse, “yo necesito hablarte del museo porque me gustaría que me apoyaras, a tu regreso te comunicas conmigo”, fueron las palabras que el entonces director de la Fundación le expresó, antes de que ella realizara un viaje a Barcelona, durante el cual se enteró de la muerte de Posse, “aquellas palabras siempre me han parecido proféticas de parte de Juan Manuel, así que espero haberle podido servir a él de alguna manera en este tiempo de su ausencia física y de haber aportado a esta institución como a él le hubiera gustado”, expresó Cruz.

Y específicamente el 20 de septiembre de 2010 ella asumió la dirección de la FMHH, puesto al que aspiraron alrededor de 100 personas, pero el voto de confianza fue depositado en ella.

“Muchas personas tendían a compararme con mi antecesor y tendían mucho a decir que yo le reemplazaba a él y que sería difícil encontrar a alguien que lo sustituyera. Por un lado, yo siempre supe que no venía a reemplazar a una persona en específico, yo venía a asumir un puesto que de momento estaba vacante y que requiere de mucha energía por lo polifacética que es la administración de esta institución, con todos sus problemas y todas sus cualidades institucionales, como todas las instituciones culturales que intentan sobrevivir en un país como Honduras”, apuntó.

Tomar la tradición y la experiencia de la institución, así como los ideales que la Junta Directiva se planteaba en ese momento fue lo primero que hizo, pero eso no significó que durante su gestión no habrían cambios, “se empezaron a dar muchos cambios iniciando por limpiar y ordenar la casa, lo digo en un sentido metafórico, es decir, de una reorganización interna administrativa, crear reglamentos internos para mejorar procedimientos, entre otras cosas”. Y cuando todo y todos estuvieron listos fue el momento de que la fundación iniciara una nueva etapa de proyección al exterior, que las paredes del museo no fueran los límites que impidieran que este tuviera un mayor alcance artístico y cultural, y fue así que la programación ya no solo tenía lugar en la Casa Ramón Rosa, sino en recintos de la capital, así como en otros departamentos del país, “simplemente una etapa diferente de gestión pero sin dejar de lado el sello propio de calidad y arraigo que la misma Fundación ha creado en Tegucigalpa. Si había una consigna era la de aprender de la experiencia anterior y atreverse a hacer cosas diferentes y bien hechas”.

De esta manera no solo se mantuvo sino que se aumentó y diversificó la agenda de actividades culturales, llegando a realizar hasta cinco exposiciones temporales al año. “Se lograron apoyos de parte de la empresa privada, cooperación internacional, ONG, entre otros aliados importantes por cada tipo de proyecto y de forma permanente”. Además continuó el sostenimiento de áreas de gran relevancia para la Fundación, como el Taller de Restauración José Miguel Gomes, las actividades de Semana Santa en conjunto con la Catedral Metropolitana, la Biblioteca Especializada en Arte Reina Sofía y el Programa Educativo que beneficia a niños y jóvenes. Y un punto importante que ha permitido expandir y diversificar actividades y públicos son los convenios de cooperación que se han establecido con diversas instituciones culturales y educativas de nivel secundario y superior, como la Escuela Nacional de Bellas Artes, Universidad José Cecilio del Valle, la Escuela de Negocios IESE Business School de la Universidad de Navarra, España; la Fundación Cerro de Plata, Alianza Francesa de San Pedro Sula, Unitec, la Universidad Metropolitana de Honduras, la Universidad Politécnica de Ingeniería y el Instituto San Miguel.

Otro de los logros es el fortalecimiento del trabajo en red con otros centros culturales y embajadas acreditadas en Honduras. Y un proyecto que no puede quedar sin mención es el de la Orquesta de Cámara de la Fundación en colaboración con la Orquesta Filarmónica de Honduras y la Camerata Filarmónica, que permite llevar la música clásica a lugares donde la gente no tiene la oportunidad de disfrutarla y vivirla.

“Los retos siempre estuvieron día tras día en estos dos años y medio de gestión. Sobre todo los económicos, que ponen en peligro la sostenibilidad de la institución, los problemas de organización interna, la difícil toma de decisiones que en muchos casos significa acabar con etapas y los cambios para muchos son difíciles de asumir; mantener la constante programación de eventos y la relación con los artistas, pero al final siempre hubo satisfacciones que celebrar que hacen pensar que todo esfuerzo vale la pena”, enfatizó.

Cruz agradeció el apoyo brindado a la Fundación a medios de comunicación, patrocinadores, aliados institucionales, socios, voluntarios, público y amigos, “la responsabilidad que se asume en cargos como este resulta más sencilla por su amable contribución”.

Perfil

Posee una licenciatura en letras y filosofía de la Universidad Rafael Landívar, de Guatemala, donde también fue docente; es máster en gestión cultural por la Universidad Carlos III de Madrid, España. Trabajó en Grupo OPSA, donde estuvo a cargo del proyecto del libro “Constructores artísticos entre siglos”, de Leticia de Oyuela, entre otros.