TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El pequeño Isaac Adalir Sánchez, de 10 años, lucía por primera vez un impecable pantalón azul, cubayera blanca y zapatos negros.
Pese a que cursa el cuarto grado, jamás había asistido con uniforme oficial a su humilde salón de clases en la Escuela El Zurzular.
La pobreza en la aldea El Zurzular, en el valle de Amarateca, y las condiciones económicas de sus padres solo lo hacían soñar con vestir algún día como cualquier escolar de la ciudad. Y ese día llegó.
Desde que EL HERALDO develó la inhumana situación en la que Isaac recibe el pan del saber junto a 39 compañeritos más, les ha cambiado la vida escolar.
La más reciente donación es un lote de zapatos con el propósito de que nunca más asistan descalzos.
Industrias Maknundo se encargó de proveer la indumentaria a cada menor, en respuesta a esas ganas inmensas de superación que han demostrado.
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A la llegada de los solidarios empresarios, los menores portaban sus uniformes que semanas atrás la misma empresa les hizo llegar.
De inmediato, corrieron a sentarse en sus pupitres y dejarse cambiar los crocs recién donados para estrenar sus zapatos escolares.
“Para mí es una gran felicidad y me llena el corazón ver a los niños sonreír al recibir sus regalos, como diría madre Teresa de Calcuta: ‘No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor”, destacó Novella Zablah, gerente de compras internacionales de Maknudo.
En marzo pasado, este rotativo mostró cómo 40 escolares recibían clases sentados en troncos, los baños sanitarios no existen y su humilde escuela está edificada de tablas.
Desde entonces, las ayudas no han parado. Ya tienen material didáctico, útiles escolares, mochilas, termos, loncheras, uniformes y zapatos. Además, el compromiso de Idecoas de construir la escuela.
