BIENESTAR EMOCIONAL
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Una de las primeras referencias sobre los macarons se le atribuye al escritor François Rabelais, que describía en 1552 un “pequeño pastel redondo de almendra” en su obra Le Quart Livre.
Desde mediados del siglo XIX se instauró en Francia -de forma indefinida- como el fetiche más dulce e imprescindible en la repostería parisina.
En Honduras, revalorizados por Le Petit Macaron, se presentan como un postre en ascenso que en pocos años reemplazará a otros de tradición (cupcakes, opetits fours).
Esta microempresa pionera con seis años en el mercado capitalino se consagra por entero al culto de estos pequeños pastelitos con dos capas de bizcocho almendrado, relleno de crema y colorida estética.
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'Un pedacito de París'
Detrás del concepto descolla Yanira Aguilar, una emprendedora originaria de Choluteca que fácilmente podría adoptar la definición de resiliencia como consigna propia.
“Desde corta edad soñaba con emprender. En mi pueblo (Apacilagua, Choluteca) vendía frutas y verduras, y tras mudarme en mi adolescencia a Tegucigalpa conceptualicé la idea de tener un puesto de lácteos e incluso una pulpería, pero Dios puso en mi camino a Le Petit Macaron”, rememora.
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En el 2016, aún con la semilla del emprendimiento, Aguilar comenzó a laborar en el área de atención al cliente de Le Petit Macaron, en ese entonces un proyecto recién puesto en marcha.“Estuve en esa área por tres años, hasta que las antiguas dueñas anunciaban su cierre por motivos personales. Analicé la oportunidad y con esfuerzo económico y empeño, en conjunto con mi familia me agencié del negocio”.
| Haga su pedido
Para pedidos escriba a redes sociales oficiales de Le Petit Macaron o llame al 2203-5737 o al 9519-9971.
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Desde diciembre de 2018, sin conocimiento previo de repostería, Aguilar tomó las riendas de la marca con miras a la expansión. ¿Sus armas? Determinación y espíritu progresista.
“Al adquirir Le Petit Macaron se me entregaron las recetas. Sabía poco de preparación. Me tocó aprender de a poco hasta perfeccionar y constituirnos como lo que somos hoy”.
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Ahora la microempresa ubicada en La Galería, Lomas del Guijarro, bajo un concepto minimalista, alberga macarons de 17 colores y sabores diferentes: caramelo salado, red velvet, pistacho, vainilla, mantequilla... hasta caer en los más insólitos, pétalos de rosa, jamaica, lichas... y próximamente aguacate. El sabor a almendra, ingrediente básico de su masa, es la seña de identidad de Le Petit Macaron.
“Una de nuestras características es la preparación artesanal, sin premezcla. Pero es el contraste de texturas, con la capa exterior crujiente, el interior blando y el relleno cremoso, lo que convierte nuestro producto en una experiencia única”.
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Para minar el impacto de la pandemia Le Petit Macaron, al igual que otros emprendimientos, están haciendo uso de plataformas de delivery.“La pandemia ha venido a afectar enormemente el negocio. Nuestra producción se está limitando a pedidos personalizados. A partir de hoy arrancamos con un calendario de promociones. Los precios de las variedades van de 380 a 940 lempiras, mientras que el pedido mínimo es de 25 unidades a un máximo de hasta 5,000”, explica Aguilar. Le Petit Macaron tiene presencia en Facebook e Instagram
