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Una historia de trabajo en cuero

Osman Zúniga ha hecho de la marroquinería un negocio familiar de éxito basado en calidad y diseño

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14.08.2017

Santa Lucía, Honduras
Juegos de contrastes, diseños inesperados y acabados texturizados hacen de la marroquinería una revalorización constante del auténtico arte en cuero. Con más de 20 años de experiencia en el manejo de pieles, Osman Zúniga, gerente general de Daniela’s Leather, se ha valido de la versatilidad y atemporalidad de este oficio para convertirse en un emprendedor con una historia de éxito y esfuerzos de por medio.

Emprendedurismo
Alrededor de 1988, su determinación y espíritu progresista lo llevaron a lo que serían sus primeros pininos en el arte en cuero. Osman, originario del municipio de Vallecillo, Francisco Morazán, aprendió las primeras bases del oficio en un colegio artesanal ubicado en las afueras de Tegucigalpa; perfeccionó esas habilidades adquiridas en talleres de pieles para, ocho años después, desarrollar su propia microempresa de marroquinería: Daniela’s Leather.

“Luego de profesionalizarme, trabajé alrededor de ocho años con empresas diferentes. Tras ese tiempo decidí que era momento de emprender mi propio proyecto, que actualmente opera bajo el nombre Daniela’s Leather, en alusión a mi hija menor”, dijo.

Con 5,000 lempiras en su bolsillo, 15 horas de jornada laboral y una máquina de coser como única herramienta, entre 2002 y 2008, Zúniga logró independizarse y establecer su negocio en la comunidad de Santa Lucía, Francisco Morazán.

En ese entonces, su producción se limitaba a unas cuantas piezas al día; ahora, con ayuda de tres artesanos más, diseña un estimado de 30 productos. “Al inicio no fue nada fácil, incursioné en la marroquinería con la premisa de ofrecer calidad, innovación y diseño en cada producto'.

'Gracias a la estabilidad de la empresa, me llevó posteriormente a brindarles una oportunidad laboral a otras personas e involucrar a mi familia en el negocio”, afirmó. Sus productos, que van desde llaveros, carteras, monederos y hasta chamarras, en su mayoría están elaborados con pieles de importación procedentes de Guatemala, México y Colombia.