La inseguridad ha alcanzado a miembros de los cuerpos de seguridad.
Un informe estadístico de la Policía Nacional establece que en lo que va del año han fallecido un total de 76 miembros de la institución.
Los hechos se han presentado en diferentes sectores del país a manos de bandas de grupos organizados o por otras situaciones, entre las que se destacan los accidentes de tránsito, que es una de las formas más elevadas de perder la vida en Honduras.
Entre los casos de muertes de miembros de la Policía se encuentran nueve oficiales y 66 miembros de la escala básica.
En el documento se establece que entre las formas de muerte hay 48 homicidios, 16 por accidentes de tránsito, nueve muertes naturales, una intoxicación alcohólica y dos suicidios.
Además de eso, se detalla que de los 76 uniformados que han perdido la vida, 74 son del sexo masculino y 2 del sexo femenino.
En cuanto a la situación en las que les llegó la muerte de forma inesperada, se encuentran 17 en actos del servicio policial, es decir en el cumplimiento del deber; 14 de ellos que andaban francos, 16 con fin de semana, cuatro de vacaciones, siete con reposo en casa, uno con permiso, cinco que estaban en disponibilidad, tres suspendidos y ocho que no se sabe en qué condiciones se encontraban cuando perdieron la vida, por lo que enlutaron a la institución a la que pertenecían.
Lo que se establece en el informe es que los móviles y hechores en su mayoría se desconocen, por lo que están en proceso de investigación, especialmente los que han sido asesinados.
Impunidad
De acuerdo a las investigaciones realizadas por EL HERALDO, el 66 por ciento de los crímenes se encuentran en la impunidad, ya que ni las mismas instituciones operadoras de justicia se han preocupado por esclarecer cada uno de los casos.
El lamentable hecho más reciente fue la muerte del subcomisario de Policía, Jairo Owen Cerrato Escobar, de 38 años, originario de la capital y que estaba asignado a la Jefatura Departamental 10 de La Esperanza, Intibucá.
El oficial murió de un certero balazo en la cabeza, con las manos atadas para atrás, al típico estilo de una ejecución.
El cuerpo sin vida fue encontrado en el asiento trasero de un vehículo marca Hyundai, modelo Santa Fe, color gris, con matrícula PCP-7268, el pasado martes en la carretera que conduce al municipio de Tatumbla, al oriente de Francisco Morazán.
De acuerdo a los informes policiales, Cerrato Escobar investigaba en Tegucigalpa quien o quienes habían despojado del vehículo a su esposa.
El oficial por cuenta propia había recorrido la colonia San Isidro de Comayagüela, lugar que es habitado por miembros de la mara 18 y que se presumen que algunos de sus integrantes le habían robado el automotor a la compañera de hogar del desafortunado oficial de la Policía.
A nivel nacional
El asesinato de los agentes que se encargan de dar seguridad a la población se presenta en las diferentes regiones del país.
Otro de los casos es la muerte del policía clase I Nelson Fernando Paguada Ortega, de 31 años.
Salió con el objetivo de cumplir la misión que le habían asignados sus jefes superiores, pero no tuvo la dicha de regresar con vida a la estación policial que estaba asignado, ni mucho menos a su casa de habitación a la que esporádicamente visitaba, ya que se dedicaba de lleno al desempeño de sus funciones como policía.
Paguada Ortega falleció en una emboscada que miembros de una banda de delincuentes le tendieron en la aldea Los Pozos, Esquías, Comayagua, después de atender una denuncia de extorsión.
Las cifras establecen que 16 agentes del orden público perdieron la vida en accidentes de tránsito, es decir atropellados o en volcamientos, dos que tomaron la fatal determinación de suicidarse, ocho perecieron por causas naturales y uno por intoxicación alcohólica, según los datos que maneja la Secretaría de Seguridad.
En el informe se da a conocer que cuatro de las víctimas ostentaban el grado de subcomisarios, tres eran inspectores y uno era subinspector.
Mientras que los demás, que representan la gran mayoría, corresponden a miembros de la escala básica asignados a las diferentes direcciones de la Policía Nacional.
A pesar de que los fallecidos eran miembros de la institución encargada de la seguridad ciudadana, todavía los asesinos en su mayoría andan prófugos de la justicia.
En aumento
En comparación con el año 2011, los crímenes contra policías van en aumento.
El año anterior perdieron la vida 43 policías en forma violenta.
A raíz de los hechos violentos, han quedado familias sin jefe de hogar, niños huérfanos, mujeres viudas y madres que lamentan la pérdida sin retorno de sus seres queridos, pues los policías ofrendaron sus vidas al dar seguridad a la población.
Las máximas autoridades de la Secretaría de Seguridad consideran que muchos de los policías mueren cuando están en servicio, mientras que otros cuando se trasladan a sus viviendas cuando tienen descanso y son atacados por los antisociales a causas del ejercicio del cargo que desempeñan, y otras circunstancias que son de índole particular.