Hasta mediados de octubre de 2019 se reportaban al menos nueve homicidios dentro de los presidios, uno de los registros más bajos en los últimos años, pero al 21 diciembre el saldo alcanzó las 38 muertes violentas, según análisis de la Unidad de Datos de EL HERALDO.
El reporte se disparó tras lo ocurrido en el centro penal de Tela el viernes pasado: al menos 18 reos murieron en una matanza cuyo móvil todavía no había sido esclarecido. Otros 16 reclusos resultaron heridos.
De esta forma, 2019 se convierte en el período con más homicidios dentro de las cárceles hondureñas en los últimos siete años, indican los registros en poder de este medio.
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Un 2019 violento en las cárceles
Entre 2013 y 2019, el sistema penitenciario ha experimentado dos picos de violencia. El primero ocurrió en 2015, cuando hubo 30 muertes violentas.
Después de ese año, los registros muestran que los homicidios reportaron una histórica baja hasta caer a cuatro fallecimientos en 2018, que coincidió con la entrada en operación de dos cárceles de máxima seguridad: El Pozo en Ilama, Santa Bárbara, y La Tolva en Morocelí, El Paraíso.
Los registros indicaban que 2019 se mantendría con el mismo ritmo, pero desde el cierre de octubre se vino abajo la imagen de control y orden en el sistema penitenciario al dispararse los homicidios y los crímenes de alto impacto.
Todo empezó con el asesinato dentro de El Pozo de Nery Orlando López Sanabria, también conocido como Magdaleno Meza, un supuesto narcotraficante vinculado al exdiputado Tony Hernández, hallado culpable en Estados Unidos por tráfico de drogas.
Desde ese crimen, la espiral de violencia se desató: otro asesinato en Morocelí, una reyerta con cuatro muertos en el centro de menores Renaciendo, una masacre con cinco reos asesinados en La Tolva y la matanza en Tela.
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Explotó la violencia en el centro penal de Tela
El centro penal de Tela también pasó a ser el segundo recinto más violento en los últimos siete años, después de solo registrar un homicidio antes del brutal crimen.Támara, cerca de la capital, es el centro penitenciario donde más ha corrido la sangre, con 37 muertes violentas. El tercero es el ya clausurado centro penal de San Pedro Sula, con 15 fallecidos.
Paradójicamente, el cuarto puesto lo ocupa la cárcel de La Tolva que tiene módulos de máxima y mediana seguridad, donde han ocurrido 10 homicidios y que funciona desde 2017.
Con la misma cantidad de muertes violentas está el centro de menores Renaciendo, donde reina el caos, en parte, por la presencia de internos que ya superan los 18 años que han tomado el control del recinto.
