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Jaír Meza, portavoz de la Secretaría de Seguridad: 'No soy amante de las armas'

El destacado oficial fue galardonado como el mejor policía de Latinoamérica

28.06.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Dejó los campos bananeros de El Progreso, en el norte del país, siendo aún adolescente para enrolarse en la carrera de las armas. Aunque no era un sueño en particular, el ambiente de amistad y la moda de la época lo llevaron a ingresar a la Academia Nacional de Policía General José Trinidad Cabañas.

En la actualidad Jaír Meza es un destacado oficial, con el rango de comisionado de Policía y nos contó parte de su vida.

¿Cómo nació la idea de ser un oficial de policía?

Estábamos estudiando en el Instituto San José, de El Progreso. Estaba la efervescencia de entrar a las academias militares en ese momento; Milton Jiménez, un compañero de colegio que tenía familiares en las Fuerzas Armadas, me incitó para que fuéramos a hacer los exámenes a la Academia de Aviación y a la de Policía. Pasamos las pruebas, pero nos decidimos por la Anapo.

¿Recuerda cómo fue su ingreso a la Anapo y la primera vivencia siendo aspirante?

Sí, cómo no recordarlo. Un 14 de enero de 1989, justamente era el día de mi natalicio, viajamos a la ciudad de La Paz, allí quedaba la Academia. Inicié esa aventura y en lo personal no sabía que iba a ser un oficial de la Policía, pero como estudiante quería seguir con mis estudios universitarios para poder superarme.

¿Sus papás estuvieron de acuerdo con su decisión o por el contrario lo adversaron?

Mis padres siempre nos dieron todo el apoyo. Fui a hacer los exámenes sin que ellos se dieran cuenta. Un día de esos llegó un telegrama a mi casa, lo recibió mi mamá y con sorpresa miró que yo había hecho los exámenes y que los había aprobado. También salieron publicados en los periódicos -porque antes salía en los periódicos- los nombres de los que aprobábamos las pruebas en las Academias.

¿Qué pasó ese día que tenía que presentarse como cadete, aspirante a oficial?

Ese día era una fecha muy especial, un día antes me partieron un pastel en la casa porque el día siguiente, el 14 de enero, cumplía 17 años. Mis papás viajaron conmigo a La Paz, llegamos al parque central y no teníamos donde dormir, se nos acercó una señora para decirnos que nos daba posada; ella tenía un hijo en la Anapo y sin conocernos nos dio alojamiento.

Jaír Meza es el jefe de comunicaciones de la Secretaría de Seguridad. Foto: Efraín Salgado/ EL HERALDO

Jaír Meza es el jefe de comunicaciones de la Secretaría de Seguridad. Foto: Efraín Salgado/ EL HERALDO.

Egresó de la Anapo en 1992, ¿con qué rango salió?

Egresé con el grado de subteniente de policía, porque para esos años estábamos bajo el mando de las Fuerzas Armadas. De los 270 compañeros que ingresamos en 1989 solo nos graduamos 39 de la promoción número trece de la Anapo.

¿Dónde fue su primera asignación como oficial de la Policía Nacional?

Lo recuerdo muy bien, fue una época muy bonita. Estábamos nosotros recién graduados cuando nos llama el jefe de personal de la antigua Fuerza de Seguridad Pública (FSP); no tenían el sobre sellado y todos con la incertidumbre de saber para dónde nos enviaban. Yo fui asignado a la estación policial de El Manchén, en Tegucigalpa, donde estuve un año y después en otras postas de la capital.

Usted vivió el paso de la Policía hacia la parte civil, ¿qué ocurrió?

Ascendí a teniente en 1998 y en ese momento se hace la transición de Fuerza de Seguridad Pública a Policía Nacional y pasó a la égida civil. Ahí se discutió el cambio de grado donde me dieron a inspector de Policía. Fue difícil, porque optamos grados que desconocíamos y cuando hablábamos de inspector había mucha mofa.

Ha tenido varios cargos como jefe dentro de la institución, ¿cuál fue el primero?

A los dos años de estar en Tegucigalpa, en el antiguo CORE 7, me llamaron par una nueva asignación. Me mandaron para San Francisco de la Paz, Olancho, todavía era subteniente. Ese fue mi primer puesto de jefe y todavía tengo relación con gente de ese pueblo. Curiosamente, para 1995 ahí estaba radicado el popular sacerdote Tamayo, con quien tuve muy buena relación.

Hace tres años inició la depuración en la Policía Nacional, ¿cómo ha logrado mantenerse en la institución?

Fue un momento duro para todos los miembros de la Policía. Atrás de nosotros hay familias que sufrieron a la par de nosotros todo este proceso. Nos evaluaron a uno por uno, diversas pruebas, y los que pudimos pasar fuimos los que tuvimos el grado de idoneidad necesaria y es por ello que estamos acá.

¿Jaír Meza se considera un oficial honrado dentro y fuera de la Policía?

Tratamos de ser honrados, son principios y valores que nos inculcaron nuestros padres desde el hogar; eso nos ayudó a tener una formación de integridad y de respeto. La honestidad es parte fundamental de nuestra vida profesional y personal.

¿Es amante de las armas?

Para serle sincero, no soy amante de las armas. Tengo mi pistola asignada y un arma personal que he adquirido, pero no soy amante de las armas. Me gusta enseñarle a mis amigos cómo usarlas por si el día de mañana ellos quisieran portarlas de forma legal y sepan utilizarlas. Trato de llevar una vida normal y tranquila.

¿Cuáles son sus pasatiempos al estar fuera de la oficina?

Soy muy aficionado por los deportes, práctico fútbol, basquetbol, he practicado el baseball y fútbol americano, y como soy de El Progreso, desde niño utilicé mucho la bicicleta, en los últimos seis años he practicado muy a menudo el ciclismo de montaña, cuando nos da tiempo en el trabajo, lo hago por salud y por amor al deporte.

¿A los cuántos años tuvo su primera bicicleta?

Bueno... mi primera bicicleta era la misma que tenía mi padre, desde los siete años comencé a andar en ella, era una Chopper de las grandes y en ella aprendí en los campos bananeros, ahí nace mi vínculo con la bicicleta.

El ciclismo de montaña es uno de los deportes favoritos del oficial Jaír Meza. Foto: Efraín Salgado/ EL HERALDO.

El ciclismo de montaña es uno de los deportes favoritos del oficial Jaír Meza. Foto: Efraín Salgado/ EL HERALDO.

¿Cómo ha sido la experiencia de ser portavoz de la Secretaría de Seguridad, sin tener mucha destreza frente a las cámaras?

Cuando estuve asignado en la Jefatura Regional en San Pedro Sula nació el vínculo con los medios de comunicación. Había periodistas que buscaban información y se las facilitaba, sin embargo, yo nunca salía en videos ni fotografías, ahí nació esa relación. Nunca me ha gustado dar entrevistas, pero cuando ha tocado lo he hecho.

¿Hubo nerviosismo en las primeras interacciones como portavoz?

¡Claro! Me acuerdo que yo iba de vacaciones, estaba de jefe departamental de Choluteca. El director de la Policía en ese entonces me nombra como director de comunicaciones de la Secretaría de Seguridad y solo me dicen: Usted va de portavoz. Me hace la entrega el comisionado Julián Hernández y obviamente me agarran sin experiencia. Ese día fue fatal, me presentaron ante los medios de comunicación.

¿Cómo es que lo eligen como uno de los mejores policías de Latinoamérica?

Tuve el honor de recibir ese galardón en el 2010, en Colombia; el más grande para cualquier policía en Latinoamérica. Fui nominado por la organización Ameripol -donde están todas las Policías de América-, se mandaron nominaciones por parte de la Policía de Honduras y me eligieron. Evaluaban el aspecto comunitario y el operativo de los oficiales. Me condecoraron con la medalla de los servicios distinguidos, primera clase, junto a colegas de otros países.

¿Cómo ha sobrellevado el trabajo y la familia?

De los que más sufren son las familias. Padre, madre, esposa y los hijos, ellos son los que han convivido conmigo todo este tiempo, han sido los que más pasan pendientes de mi carrera, de mi persona, de fortalecerme día a día. Un policía sabe cuándo sale de su casa, pero no sabe si va a regresar. Hemos visto cuando compañeros han caído en el cumplimiento del deber y esos momentos son los más difíciles para las familias.

¿Qué le depara en la Policía?

Hasta que Dios decida vamos a estar en esta carrera, el día que toque irme, voy a dar un paso al costado con la frente en alto, con el orgullo de haber sido policía.

¿Aspira a convertirse en el máximo jerarca de la Policía?

Aspiro a estar siempre por el camino correcto, a darle todo a la institución y al país, las aspiraciones siempre van a estar latentes, creo que no hay un policía que no tenga aspiraciones de ser comisionado general, Dios es él que decidirá; están esas aspiraciones.