Tic Tac

Rosina Córdova: Me operé los pechos porque no estaba conforme (Tic-Tac)

La presentadora de Maya TV no juega al escondite con Tictac
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08.12.2017

Tegucigalpa, Honduras
Su cuerpo parece trazado por las líneas de Botticelli cuando pintó “El nacimiento de Venus”. Y “no soy una obsesiva del gimnasio”, aclara su acento chileno.

Sin pensarlo dos veces los ojos de cualquier macho alfa se van a un corpulento crucifijo que reposa en su pecho, la entrada a la inmortalidad. “Sí creo que sin tetas no hay paraíso”, afirma sin temblarle la voz y con la seguridad de cualquier bóveda de banco suizo.

Ya era adulta cuando Rosina Córdova se sometió a una operación de bubis a cargo de Emec Cherenfant y 17 años después de su primera vez en Honduras -todavía recuerda con cara de mucho pánico cuando aterrizaba el avión de Taca en Toncontín- abre nuevamente las puertas de su casa a EL HERALDO para someterse al conteo de las preguntas en plena crisis electoral.

-Vine secuestrada... je, je.

Pescada en Chile por un hondureño, llegó con una panza de cuatro meses y la capital no le dio precisamente la mejor bienvenida.

“Viajábamos en un ATR de Taca y mi esposo muerto de risa venía haciéndome miedo por el aterrizaje en Tegucigalpa... por esas cosas de la vida cuando el avión hace el primer golpe en la pista se ha zafado la puerta del piloto. Ya me imaginas con cuatro meses de embarazo... fui mucho más susceptible, llorona... sentía que me quería morir, me preguntaba a dónde diablos vine a caer”.

¿Cuál fue el primer modismo que aprendió acá?
¡Maje!... ja, ja, ja.

¿Y la palabra que más le gusta escuchar?
¡Estoy encachimbado!, es que esa frase resume todo lo que te puede estar pasando.

Cada mañana por Maya TV, Rosina Córdova cuenta un “Secreto de mujer” tan naturalmente como si lo hubiera estudiado toda su vida. Seguramente no ha de ser tan complicado para una mujer que trae la vena lúdica en su apellido.

“Mi mamá fue cantante en los años 70; mi hermano Antony Albert es un productor musical muy reconocido que ahora es el gerente general de Minga Records; tengo otro hermano baterista y yo... ja, ja, ja... algo tuve que haber heredado”.

La herencia, claro, recibe el cartón honorífico “cada mañana de parte de los televidentes”, se regocija ella...

¿Y cuál fue su primer trabajo, Rosina?
Como recepcionista en una clínica de Santiago de Chile. Mientras trabajaba ahí inicié mis estudios de administración de empresas... en esos años fue cuando conocí a mi esposo, me casé, me vine y me olvidé de los estudios.

Más chica usted vivió en carne propia la dictadura de Augusto Pinochet. ¿Qué recuerda de esa época?
Lo que está pasando hoy en día en Honduras con el cacerolazo nosotros lo vivimos, pero real, hacíamos sonar las cacerolas porque de verdad no teníamos qué comer, estaban vacías...

¿Aguantó hambre?
Por supuesto. Y en muchas ocasiones comí pan frío. En Chile el pan frío es el de tres días, por lo que te lo venden más barato que el pan fresco. Viví esa experiencia, mi mamá tenía cinco hijos y a todos nos tenía que dar lo mismo. Pasamos penurias, muchas necesidades.

¿Y ya cuando iba creciendo, fue de muchos novios o un amor eterno?
Bueno... me casé a los 26 años, entonces calcula... ja, ja, ja. No fui de noviazgos largos, un año lo más porque me desencantaba rápido y con mi esposo fue la excepción de la regla porque a los seis meses de estar juntos nos casamos, no tuvimos tiempo de arrepentimiento y ya llevamos 17 años de casados... ja, ja.

¿La peor travesura que hizo de adolescente?
¡Ay, Dios mío! Quizá estar con un novio en un bar, muy bien tomada de la mano, y el cantante de ese mismo bar me dedicaba las canciones.
Luego, un amigo tenía un carro modificado y nos poníamos enfrente de la comisaría (posta policial) y hacíamos los famosos trompos. Los policías agarraban sus motos y empezaba la persecución. Era divino. En el fondo los policías nos dejaban ir porque sabían que no éramos delincuentes sino niños traviesos, pero igual les ponían la queja a nuestros padres.

Foto: El Heraldo

Rosina le contó a El Heraldo que tiene una colección de rosarios.

¿Se acuerda cuándo perdió la virginidad?
Sí. No estoy muy vieja para olvidarlo... ja, ja, ja.

¿O sea que fue hace poco... je, je, je?
Sí, hace poco. Fue con... mucho amor, ni más ni menos.

¿En la cama qué animal sería Rosina Córdova?
¡Ay!, todo el mundo diría un felino o algo así... yo creo que sería un osito de peluche. Soy una mujer súper cariñosa.

¿A qué es adicta?
A hablar, a comunicarme. Soy adicta a las reuniones sociales, a tener contacto con la gente. Soy súper extrovertida, totalmente lo contrario a mi marido, por eso creo que ahí estuvo la química para que la relación funcionara.

¿Es vanidosa?
Sí. Pero es una vanidad súper sana para mi autoestima, porque me siento segura. Entonces no es una vanidad que me lleve al punto de enfermarme por querer estar mejor que otras o verme siempre espectacular; puedo andar un sábado sin maquillaje y en buzo por el mall y no pasa nada, no me preocupa que la gente me vea en otra facha.
Igual, es mentira que alguien te diga que no es vanidoso... yo del uno al cinco, me pondría dos de vanidad.

Pero sin senos no hay paraíso, ¿no es cierto?
Sí. Totalmente de acuerdo con eso. Una mujer se va a sentir más mujer en la medida en que tenga senos que a ella le agraden, independientemente de lo que aparente ante los demás; el seno es una femineidad muy demarcada, todo lo que somos pasa por las mamas y si tienes unas mamas que te hacen sentir feliz, muy bien. Entonces sin tetas no hay paraíso, claro que sí.

¿No se lleva bien con el gimnasio, entonces?
El tema del gimnasio es como el reto que necesito iniciar en 2018. Y no es por un tema de figura, es por salud. Quiero ser la Señora Fitness 2018, es un objetivo que tengo con el fotógrafo Rubén Merlo, me voy a meter en el rollo.

¿Cómo mantiene ese cuerpazo a sus 43 años?
Ja, ja... tengo la herencia de mi madre, que es de la Toscana italiana, donde hay mujeres hermosas. Acá en la casa tenemos un minigimnasio bien equipado, pero lo tenemos para tender ropa... ja, ja, ja; la verdad es que como muy mediterráneo: mucho trigo, frutas y verduras. Mis tiempos de comida son varios y eso ayuda al metabolismo.

¿Se ha operado?
Sí, los pechos. Y la cirugía plástica no la descarto de los 50 años en adelante. Por mientras estoy muy en contra del bótox. Una gota de bótox en mi cara ni en mil años.

¿Pero por qué se operó los pechos?
No estaba conforme. Fue después de mi primer hijo y pude dar de mamar a mis otros dos hijos. No influye en nada.

¿Posaría desnuda?
No, hay cosas que uno debe guardar, valorar y respetar. Cosas que no se le muestran a todos, solo a la gente especial que uno escogió en la vida.
Pero sí me desnudo a diario, pero en mi interior. Es fácil conocerme y se darán cuenta que la misma Rosina de la casa es la de la tele, no tengo distintas caras.

Nos enseñó su colección de rosarios. ¿Va a la iglesia frecuentemente?
Trato. Podría tratar más, pero a veces uno busca excusas baratas para no ir. Soy una católica ligth, pertenezco a un grupo de oración, pero más allá de pumpunearme el pecho creo en un Dios que podría ser el Dios tuyo, el de los musulmanes, el de los budistas. Hay una fuerza muy grande que nos mueve a través de una fuerza que se llama amor.

La última: me soplaron que le gusta cantar...
No nací para ser cantante, pero disfruto mucho ir a los karaokes con amigos. No te niego que es un sueño frustrado y hoy por hoy que cualquiera canta, creo tener las tonalidades para ser una Paulina Rubio, una Shakira, una Enrique Iglesias... con un par de arreglos de sonido podría ser famosa... ja, ja.