Siempre

'Café con sabor a mi tierra”: La catación de un drama familiar

Una mirada al quinto largometraje de Sin Fronteras Estudios y cuarto del cineasta Carlos Membreño, la incursión del cine hondureño en el rubro del café

17.08.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El 8 de agosto se estrenó en salas de cine “ Café con sabor a mi tierra”. Desde hace dos años este filme ha venido generando expectativas por su rodaje en varios rincones de Honduras y en Alemania y España, y tras su flamante premier en el Teatro Nacional Manuel Bonilla, uno percibe que está ante el acontecimiento cinematográfico del año, pero, ¿es buena la película?

Primer visionado, primera cata

Esta ficción basada en hechos reales narra la historia de los Matute, una familia cafetalera de Marcala, La Paz, que con muchas dificultades y gracias al grano aromático ha podido levantar su casa y su finca y sacar adelante a sus hijos. Sin embargo, como en todo negocio, siempre hay altibajos. Cuando don Napo, el jefe de familia, descubre que su cafetal fue infectado por la roya, esa hoja reveladora que alza al trasluz es como la llave que abrió una caja de Pandora, soltando los males por venir.

Desde ese momento, los Matute sufren una serie de desgracias de las que brotan discusiones familiares, rencores acumulados, vicios de antaño, frustraciones, crisis económicas y otras vicisitudes que ponen a prueba el carácter de cada miembro de la familia, la lealtad de la gente que los rodea y la esperanza de que todo mejorará algún día, esa que quedó al fondo de la caja de Pandora.

El elenco estelar

Enrique Romero es don Napo, un padre estricto, de pocas palabras, terco, alcohólico, con pasado turbio, a veces violento, y sin embargo, con momentos de bondad. Impuso su presencia cuando estuvo en pantalla. Repite en un filme de Sin Fronteras Estudios ya que en 2016 actuó en “Amores de película” como Don Fidel, quien con Cecilia Pavón formaba una de las tres parejas protagonistas.

Ethel Isela Flores es Marianela, esposa de Napo, madre comprensiva, buena administradora y, en gran parte del filme, quien toma las riendas de la situación calamitosa que atraviesa su familia y su negocio.

Carlos Moncada es el protagonista, Roger, primogénito de don Napo y Marianela, un joven bueno, tímido, hogareño y trabajador, el que más sufre de todos, pero también el que encuentra el amor y el que ve primero la luz al final de la tiniebla. Repite protagonismo ya que estuvo en “La jaula”, con un personaje similar que enfrenta los problemas del presente con dificultad por cuestiones del pasado que le siguen afectando.

Enrique Barrientos es Óscar Matute, hermano de Roger, estudiante de Medicina, servicial y alegre, pero temperamental cuando se toman malas decisiones y si lo tratan con lástima.
Alejandra Arias es Nancy, novia de Roger, hija de un rico cafetalero, risueña, decidida y experta catadora de café.

De los personajes secundarios se destacan Dagoberto (Mario Raudales), el empleado leal de los Matute, a quien tratan como uno más de la familia, su actuación fue muy convincente; Ada (Rosa Fortín), la ama de casa de la finca, quien les tiende la mano cuando la familia toca fondo, y don Pedro (Jorge Osorto), un rico cafetalero de Intibucá, quien cuida a su hija Nancy como su más preciado tesoro y con un vínculo con los Matute.

El chingaste en el sorbo

En sus dos horas de metraje (récord para un filme hondureño en salas comerciales) se perciben algunos excesos en la puesta en escena. Los momentos dramáticos adolecen a veces de gestos muy ceremoniosos e inútiles (Cuando su padre está en el hospital bajo el cuidado de su madre, Roger se asoma y se quita el sombrero como pidiendo disculpas y permiso para entrar, y cuando ella se le acerca y le pregunta por sus hermanos, él lentamente voltea hacia la puerta por donde acaba de entrar, retorna la mirada y responde lo que ya sabemos) o de excesivo metraje en situaciones predecibles por acciones muy marcadas y lentas para darle más “dramatismo” (el intento de suicidio).

Otra situación no tan lograda es el inicio de la relación entre Nancy y Roger. El pelotazo que rompió el hielo no convence y esos primeros encuentros fluyen a distinto ritmo actoral, con Nancy muy a prisa y como si estuviera en una comedia y Roger en modo pausado y dramático.

Además descuidaron al personaje de Mirna. Supimos los dramas de cada miembro de la familia, menos de ella. Aparece esporádicamente sólo para acompañar, apaciguar los ánimos o decir algo escueto.

Sus únicos momentos fueron cuando le explica a una amiga por qué no hay que endulzar el café y al contarle a unos gringos por qué el café se llama Cinco Estrellas. Lo dicho por ella en esa escena habría tenido más peso si hubiésemos visto lo que sufrió a solas en los momentos duros.

El crew y los aciertos

Carlos Membreño es el coproductor, guionista y director. Realizó un filme con mejor tratamiento del lenguaje cinematográfico con respecto a sus producciones anteriores. Herson Ortega es el director de fotografía y editor, y junto a Manlio Molina, director de arte, y Viagny Sosa en vestuario, logran que la película sea una exquisitez en el aspecto visual.

La paleta cromática la dominan los colores terrosos, omnipresentes en los granos y bebidas de café, la tierra, la piel curtida de los cafetaleros, el ron, muebles y estancias de madera, cestos de junco y sacos de yute, ladrillos y tejas, caballos, maceteras y objetos de barro, y es complementada con dos colores fríos, el verde de la naturaleza y el azul del lampo de cielo y de muchos atuendos.

La música incidental esta vez sí crea emotividad, no está de relleno como en otros filmes. Todas las canciones fueron creadas especialmente para la película y corren a cargo de Óscar Ortega, Jay Sabillón y Mario Raudales, quien interpretó a Dagoberto.

Salvo en algunos momentos dramáticos, la cinematografía es buena. Tiene varias secuencias memorables, como el plano secuencia en el que vemos días de cuidados en el hospital resumidos en menos de un minuto, el flashback donde el Roger niño recorre las estancias de la casa alumbrado con un candil y en cada umbral contempla recuerdos de su infancia, y el plano secuencia cuando Roger visita a Nancy sabiendo que no será bien recibido, un travelling hacia atrás para ver su incursión en el carro y otro travelling hacia adelante para seguirlo a pie en su búsqueda desesperada, un buen mix de acción y dramatismo.

Valoración final

“Café con sabor a mi tierra”, a pesar de los desaciertos expuestos, es la película mejor lograda de Carlos Membreño ya que se superó con respecto a sus filmes previos. Además es la mejor producción hondureña de los últimos 20 meses (todo el 2018 y lo que va del 2019). El filme sigue en cartelera, así que no deje que se le enfríe el café.