Siempre

Juana Pavón en el cine: su actuación en 'Anita, la cazadora de insectos”

Un pequeño homenaje póstumo del séptimo arte a una poeta imprescindible y muy querida en los círculos culturales de Honduras, una mujer versátil que además de escribir le hizo como actriz

13.04.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-El jueves 28 de marzo de 2019 se nos fue la poeta Juana Pavón. Sus mil y una anécdotas con diversas personalidades del ámbito cultural y social de la ciudad capital sin duda son un rico y valioso anecdotario que retrata sin tapujos la vida bohemia tegucigalpense con pluralidad de voces y miradas, hilvanadas por la icónica figura de Juana “La Loca”.

A Juana Pavón se la puede revivir con cada lectura de sus poemas... pero también con el visionado de una película hondureña. Ella formó parte del elenco de “Anita, la cazadora de insectos”, el primer largometraje de Hispano Durón, que allá entre 2001 y 2003 junto con “Fantasmas del huracán” de Elizabeth Figueroa, “Almas de la medianoche” de Juan Carlos Fanconi y la edición final y póstuma de “No hay tierra sin dueño” de Sami Kafati, generaron en ese entonces un boom en la cinematografía nacional. Y Juanita formó parte de ese apogeo.

En una entrevista que EL HERALDO le hizo a Hispano Durón y que fue publicada el 14 de septiembre de 2002, se le preguntó que cómo se le había ocurrido darle a Juana Pavón el papel de monja, a lo que el cineasta defendió su decisión argumentando que, “contra todos los pronósticos de lo que me decían, yo elegí a Juana Pavón porque ella es todo lo contrario a lo que el personaje era”.

Y la apuesta le resultó a Hispano. Su breve actuación durante dos minutos como personaje secundario, la monja del colegio católico donde estudia Anita, es convincente.

Ocurre entre los minutos 40 y 42 del metraje (de 96 minutos que dura la película), cuando imparte una clase de catequesis en la que Anita, tras estar abstraída de la lectura, accede a compartir lo que ha leído, repitiendo con vehemencia una extensa cita del libro de Deuteronomio hasta causar estupor en sus compañeras y en la sor.

Llama la atención que el personaje de Juana Pavón quede estupefacta por el poder de las palabras. Y también es curioso que el personaje que interpretó se llame sor Margarita, ya que ese era su nombre de pila.

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Un filme con literatos actores
“Anita, la cazadora de insectos” tiene la peculiaridad de ser la película hondureña con más inclusión de escritores como parte del elenco. Aparte de Juana Pavón, actuaron para Hispano el poeta Óscar Amaya Armijo, autor de “Esta patria, este amor”, entre otros poemarios, y docente de la UPNFM desde hace décadas, labor que desempeña en la película con el personaje del profesor García.

También aparece Edgardo Florián -autor de los poemarios “Yazz”, “Abracadabra” y “El andar alacrán”, entre los minutos 76 al 78 como uno de los tres matones, el que acuchilla a El Guacha (Mario Jaén). Y finalmente hace un cameo Roberto Becerra (autor del poemario “Noctámbulo” y asistente de sonido en este filme), en el minuto 55, como el transeúnte de quien se esconde El Guacha para que no lo mire con Anita.

Ahora que Juana partió a lo ignoto, y con esta nota a punto de finalizar, se me viene a la mente su poema “Deseos irreverentes”, sobre todo aquellos versos relacionados con el cine: “Cómo me hubiera gustado (...) Filmar con Pier Paolo Pasolini un Decamerón diferente. (...) Echarle en cara a Marlon Brando el no haberme conocido. (...) No comprender nunca las debilidades de Woody Allen. (...) Volar y volar muy lejos hasta encontrar a ese todopoderoso que me hizo a su imagen y a su todo. Amén”.