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León Leiva Gallardo: Me fastidia un poco el mundillo literario

León Leiva Gallardo, uno de los mejores exponentes de la narrativa hondureña, nos cuenta en esta entrevista sobre sus discordias y cómo llegó a publicar en Tusquets

22.12.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS. -Entrevistar a León Leiva Gallardo no fue fácil. Incluso se convirtió en una especie de aventura entre sucesos desafortunados. Este escritor hondureño que ha publicado dos novelas con editorial Tusquets vive en Chicago. Vino a Honduras a participar en el Festival Internacional de Poesía de Los Confines, en Gracias, Lempira, y después de esto se refugió por un tiempo en una isla, Amapala, donde nació.

Unos días antes de regresar a Estados Unidos llegó a Tegucigalpa. Acordamos reunirnos para la entrevista en un café que suele estar vacío y silencioso, pero que ese día estaba lleno de gente que parecía hablar con altavoces y tenía música bailable de fondo. Puse la grabadora en la mesa, la encendí y conversamos durante una hora. Fin. Apagué la grabadora y fuimos a recorrer la ciudad. Entre el tráfico abominable y las librerías que visitamos olvidé revisar la grabación. Dos días después me di cuenta que no se había grabado nada y Leiva Gallardo ya estaba en algún lugar de Chicago. ¡Maldición!

Tuvimos que realizar la entrevista nuevamente, por internet. León Leiva Gallardo enfrentó cortésmente las mismas preguntas, con una especie de resignación cristiana. Sus respuestas son certeras, a veces como estocadas a la yugular. Nos habla sobre su vida en el extranjero, sus maestros literarios del boom y la literatura hondureña, confiesa que sólo imagina lo que es el crack e incluso deja un dardito envenenado para los fans de Bolaño. Estas son las incisivas palabras de uno de los escritores de mayor renombre internacional que tiene Honduras.

¿Cómo es la vida diaria de un escritor hondureño expatriado?
La vida de cualquier foráneo es obviamente diferente. En el caso de los latinoamericanos, en las últimas tres décadas, hemos visto el surgimiento de revistas, antologías y hasta editoriales independientes en las que hemos publicado nuestra obra. Mi obra, a diferencia de otros escritores, no trata de temas de migrantes. Casi toda mi obra tiene lugar en América Latina. Mi estadía en Estados Unidos desde finales de los 70 se debió a cuestiones familiares. Mi madre optó por vivir en Chicago y mi padre se quedó en Honduras. Con la muerte de mi padre, en 1982, no tuve otra alternativa que quedarme. Ese rompimiento con mi país a temprana edad ha sido causa de
mi discordia.

¿Qué vínculos mantiene con Honduras?
Soy hondureño. No soy ciudadano estadounidense ni quiero serlo. Esto lo decidí hace mucho tiempo. Mis vínculos con mi país son los mismos que tienen los que viven en Honduras.

¿Qué piensa de la literatura hondureña actual?
Como lo comentamos anteriormente, siento que la literatura actual tiene varios escritores de mucho talento, pero he notado que las publicaciones se han hecho sin mucho rigor, o ningún rigor, editorial. Las publicaciones digitales se prestan para ser menos autocríticas.

El único escritor hondureño que se menciona o se conoce es Roberto Sosa, y esto es entre académicos y literatos. La literatura hondureña es desconocida fuera de Honduras, incluso en Centroamérica.

¿Tiene una rutina o ritual de escritura?
Escucho música clásica o instrumental para ambientarme en un submundo distante, alejado de mi entorno inmediato.

¿Cómo comienza la escritura de un texto, qué da pie a la labor creativa?
Porque soy poeta antes de narrador, mis textos siempre comienzan con una frase o verso, y en algunos casos con un aforismo, propio o de otro autor.

¿Qué prefiere: novela o poesía?
De hecho, como lector prefiero el ensayo filosófico o la filosofía propiamente. En cuanto a la literatura, prefiero la novela, pero debe ser literatura de ideas, histórica o biográfica. La poesía es un goce especial y me cuesta encontrar nuevas voces.

Háblenos un poco de la experiencia de publicar en un editorial como Tusquets: ¿cómo se logra, qué significa, implica alguna responsabilidad publicitaria?
Tusquets del 2006 no es la misma que la actual (otro sello de Planeta), de manera que mi respuesta va a ser desactualizada. Quedé de finalista en el segundo Premio Tusquets de Novela en 2006, y fue así como se publicó mi novela “Guadalajara de noche”. Esta novela recibió crítica positiva y se me hizo posible publicar “La casa del cementerio”, que de hecho es mi primera novela escrita.

¿Por qué es tan desconocido en Honduras?
Obvio. No vivo en Honduras y no he hecho muchas relaciones públicas y ni siquiera lecturas o presentaciones. No soy embajador de mi obra. El mundillo literario o más bien seudoliterario me fastidia un poco, me da basca, y no sólo en Honduras. La literatura no está en los salones de lectura ni en los auditorios y ni siquiera en las universidades, sino en la habitación del ser ensimismado.

Cuéntenos cómo surge “Guadalajara de noche”, ¿algo de lo que ahí se narra es una experiencia vital suya?
Esta novela es el producto de mis viajes a Guadalajara, los cuales comenzaron en 1996, cuando fui con otro colega escritor a presentar la revista Fe de Erratas, publicada en Chicago. Me enamoré de la ciudad y comencé a escribir observaciones en mi cuaderno de viaje. La novela luego se compuso con el afán de hacer una suerte de correspondencia con otras novelas de viajeros, como “Bajo el volcán” de Malcolm Lowry y “La serpiente emplumada” de D. H. Lawrence. A diferencia de las obras mencionadas, mi novela es más un bildungsroman, una novela de iniciación.

Honduras pasa por una situación económica y social grave. ¿Debería la literatura jugar algún papel para transformar la sociedad?
Por supuesto, y creo que el golpe del 2009 ha sido el catalizador de mucha creatividad, especialmente en la poesía. La literatura universal cuenta con grandes obras que fueron de gran influencia al difundir ideas y convicciones que han hecho resonancia en los cambios sociales. Esto ha sido incluso más notable en la literatura de la región centroamericana, especialmente a partir de los 60 hasta los 80. Por otra parte, no creo que el escritor debe ser de una faceta, y también está en todo su derecho de escribir lo que su ideario y su estética le exija.

Hablando de literatura latinoamericana, ¿qué prefiere: el boom o el crack?
Ni siquiera sé lo que es el crack, pero me lo imagino. Soy pupilo de los escritores del boom. Creo que la literatura fácil, que empezó con las de detectives en Estados Unidos y luego con la de los Beat, ha contribuido al deterioro humanista y no digamos al famoso dictum de Horacio: Dulce et utile.

¿Ha sido “víctima” de algún crítico? ¿Qué opina de la crítica literaria?
Creo que sí, pero no por escrito. Estoy esperando a que me acribillen. Tal vez así me esmero a escribir más.

Háblenos de aquellos escritores de los que usted más ha aprendido.

Dostoievski, Shakespeare, Sabato, Roberto Sosa, Neruda, el boom en general, pero Cortázar en especial. También Nabokov.

¿Qué piensa del fenómeno Bolaño?
Bolaño es el producto de un gran narrador diamantino y un gran editor quien le recompuso su obra. Escritor de la literatura por la literatura, como el arte por el arte. Seguro gusta mucho a los mariguaneros y a los diletantes.

Óscar Urtecho

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