Tegucigalpa, Honduras
Esta semana le damos la despedida al mes de la patria, los desfiles, actividades culturales y hasta el cine se han encargado este año de despertar el patriotismo que mantenemos arraigado en nuestro espíritu.
Y antes que este sentimiento de fervor patrio se enfríe resulta interesante reavivar las justas de la independencia desde grandes obras literarias.
Para ello el historiador Mario Argueta y el escritor hondureño Eduardo Bähr nos recomiendan libros que debemos estudiar para ampliar nuestro acervo cultural.
Argueta asegura que “ Hondureños en la independencia de Centro America”, de José Reina Valenzuela, da a conocer nombres de compatriotas que participaron en movimientos pre-independentistas.
Y la obras “1812: La rebeldía popular de Tegucigalpa en el contexto de los levantamientos en Centroamérica 1809-1812 “, del joven historiador Edgar Soriano que retrata el movimiento pre-independentista de la capital de Honduras.
Eduardo Bähr, por su parte, prefiere recomendar a los hondureños leer sobre hitos históricos como la Huelga de 1954 en “40 años después”, de Agapito Robleda.
“Lectura postraumática del año de la guerra, 1969”, escrito por Julio Escoto, que capta la atención con detalles inéditos como que según César Elvir Sierra, el ejército salvadoreño tenía programada la invasión a Honduras (Plan Gerardo Barrios) desde fines de 1967, y en abril de 1969 inició la convocatoria a reservas.
Y “Cuando las tarántulas atacan”, de Longino Becerra, que documenta el caso de un desaparecido en Honduras, durante la época de las persecusiones y desapariciones forzosas en la década fatídica de los años 80, señalando la responsabilidad del gobierno y las Fuerzas Armadas en dichos acontecimientos.
Gertrudis Lanza, madre de un estudiante torturado y desaparecido, narra su historia
París
Las dos obras icónicas del arte barroco colombiano se ubicarán en la gran sala Murillo del emblemático museo parisino, con más de ocho millones de visitantes al año, informó el Ministerio de Cultura.
La custodia de la Iglesia de San Ignacio de Bogotá, mejor conocida como La Lechuga –por su riqueza de esmeraldas-, fue elaborada por el artista José Galaz, se calcula que entre los años 1700 y 1707. Hace parte de la Colección de Arte del Banco de la República.
Las obras, que se podrán visitar hasta el 15 de enero, hacen parte del período de arte neogranadino