Honduras

Honduras: La lluvia de peces, un regalo del cielo para el pueblo de Yoro

El fenómeno que asombra a pequeños y grandes se registra anualmente entre los meses de mayo, junio y julio en diferentes comunidades de este departamento

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09.06.2016

Yoro, Honduras
Una impetuosa tormenta que se prolonga entre dos a tres horas es el preludio de este fenómeno natural único en el departamento de Yoro, donde pequeños peces caen como regalo del cielo en forma de precipitación, cubriendo las calles, charcos o afluentes cercanos.

Se trata de la denominada 'lluvia de peces', un acontecimiento que se registra anualmente entre los meses de mayo, junio y julio en diferentes comunidades de este lugar situado al norte del territorio hondureño, coincidiendo con el inicio de la temporada lluviosa.

El fenómeno asombra a chicos y grandes que al presenciar esta señal celestial acompañada de vientos huracanados y actividad eléctrica se aprestan para atrapar a los animalitos acuáticos que caen por montón.

Aunque el evento es una realidad, cuya explicación se desconoce con total certeza, pocas veces se repite en el mismo lugar por dos años consecutivos, desplazándose a las aldeas del interior en la última década.

En sus orígenes 'el aguacero de pescados' -como es conocido por los oriundos- caía con frecuencia en los barrios El Pantano, Las Colinas y Las Brisas, pero desde 1997 comenzó a reportarse en las aldeas del interior del departamento como ha sucedido recientemente en El Medio.

Los niños salen con gran emoción a recolectar los pecesitos que caen después de la torrencial tormenta.
Hipótesis o milagro
Al menos dos hipótesis existen sobre esta maravilla considerada bendición por parte de los mismos yoreños, quienes han tratado de justificar el hecho hasta con leyendas locales.

Algunos expertos atribuyen la lluvia de peces a las trombas marinas o mangas de agua, las cuales consisten en un embudo que contiene una gran carga acuática, pero que no podría tomarse este supuesto como válido debido a que Yoro está situado a 200 kilómetros de las costas del mar Caribe.

Mientras que un equipo de científicos de National Geographic propuso una teoría hace más de cuatro décadas en la cual señalaron que los peces no caen del cielo, sino que producto de los fuertes aguaceros obligan a salir a la superficie a estas especies marinas que viven en corrientes subterráneas y por ende son ciegos.

De su lado, existe una tradición oral que presume que la aparición de estos peces de agua dulce se origina gracias al milagro realizado por el sacerdote de origen español Manuel de Jesús Subirana, quien fue un misionero que visitó la zona entre 1856 y 1864, donde encontró a muchas personas pobres y hambrientas.

El padre oró durante tres días y noches clamándole a Dios por un prodigio que beneficiara a la necesitada muchedumbre, concediéndose desde ese entonces el suceso que a la fecha continúa siendo algo inexplicable.