¿Sabía que el 19 de noviembre es el Día Mundial del Inodoro? Una fecha declarada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para hacer un llamado a los gobiernos y a organizaciones sanitarias sobre la problemática del acceso al saneamiento y a condiciones higiénicas dignas.
Según datos de la Red de Agua y Saneamiento de Honduras (RAS-Hon), el país ha logrado ampliar la cobertura de saneamiento básico en la zonas urbanas, periurbanas y rurales en un 72 por ciento, según datos del último informe de 2012.
Es decir que aproximadame 2.2 millones de hondureños no tienen acceso a saneamiento mejorado.
Por si fuera poco, la sostenibilidad de la cobertura existente no está garantizada por varias razones, entre ellas la creencia popular de que las soluciones de saneamiento deben ser provistas por los gobiernos locales y municipales.
De hecho, como refleja un estudio realizado en 2013 en la zona sur de Honduras, las letrinas son la quinta prioridad para las familias, después de la comida, la ropa y el calzado, la salud y los servicios públicos.
No extraña entonces el informe de la Red de Comunidades Rurales, según el cual hay en el mundo más personas con teléfono móvil que con acceso al inodoro. En el mundo, señala, hay 2,500 millones las personas que no tienen acceso a instalaciones de saneamiento adecuadas.
En Honduras, hasta 2010, más de 193 mil familias hondureñas no contaban con soluciones de saneamiento en sus viviendas.
Mientras que el 47% de las letrinas existentes ya alcanzaron su vida útil de diez años, según CARE, y deben ser reemplazadas.
Esta cuota se suma a la demanda existente de 380,892 letrinas, lo que suma un total de 573,920.
Según RAS-Hon , para alcanzar la meta estipulada en el Plan de Nación de cobertura total para el 2034 deben construirse unas cien mil letrinas anuales, aunque en la práctica la cifra es de apenas 28,169, lo que significa un déficit de más de 70,000 letrinas.
En consecuencia, se plantea una nueva estrategia para aumentar la cobertura, que consiste en ubicar el mercado privado como agente catalizador, responsabilizar a cada familia de la construcción de su letrina, ofrecer opciones tecnológicas y de financiamiento a nivel familiar y, por último, promover la asociación entre los diversos actores.
