Honduras

Guerra entre Honduras y El Salvador: Homenaje a los héroes de la patria

El Monumento al Soldado, ubicado en la aldea de La Arada, es el sitio de reunión para conmemorar cada año el cese al fuego durante la guerra entre El Salvador y Honduras

14.07.2019

GOASCORÁN, VALLE.-Los recuerdos de la guerra entre Honduras y El Salvador aún están presentes entre los pobladores del municipio de Goascorán.

El 18 de julio de cada año cientos de escolares, pobladores, reservistas y autoridades militares acuden hasta el Monumento al Soldado para rendir tributo a los más de 20 valientes hondureños, entre militares y civiles, que perdieron la vida luchando por la patria.

Si bien el ataque salvadoreño a Honduras inició la tarde noche del 14 de julio, el cese del mismo se produjo 100 horas después, por lo que la fecha que se conmemora cada año en la localidad es la del 18 de julio.

La estatua en honor a los soldados está ubicada en el kilómetro cinco de la carretera que conduce a la aduana de El Amatillo, en el sitio conocido como El Pochote, caserío El Rincón, aldea La Arada.

La efigie se construyó en el año de 1970 como una ofrenda por parte de la Asociación de Esposas de Oficiales de las Fuerzas Armadas de Honduras y el Comité pro-monumento de La Arada.

En el espacio, además de la estatua de un soldado, también se puede apreciar una tumba sobre la cual descansa una placa con los nombres de los civiles y militares que perdieron la vida en el sitio.

Y es que según establece los relatos de la maestra jubilada Nohemy Aleyda López Cárcamo, hasta el sector de La Arada llegó el ejército salvadoreño, donde lo esperaban los militares hondureños y pudieron hacerle frente al ataque de los soldados del vecino país, por lo que el enfrentamiento causó varias bajas, las cuales son honradas y recordadas por familiares y amigos en el lugar.

“Se llevan a los docentes de los diferentes centros educativos hasta el monumento y las autoridades militares comparten con los alumnos y se le comparten fragmentos de la historia”, explicó la docente.

El área que alberga el monumento permite la interacción entre los jóvenes, pobladores, reservistas y autoridades militares tanto locales como nacionales, ya que se cuenta con más de una manzana de terreno, área reforestada y hasta un pozo para la obtención de agua.

Actualmente, el espacio está siendo mejorado a través de la cooperación entre las autoridades municipales y las Fuerzas Armadas.

La conmemoración del 50 aniversario de la guerra de Honduras con El Salvador no pasará desapercibida en el sector, por lo que desde ya se preparan diversas actividades para recordar tan importante fecha.

Se entregarán placas de reconocimiento a los militares reservistas que aún están con vida y se compartirá con los habitantes de la zona.

El festejo de las cinco décadas del cese del fuego entre Honduras y El Salvador no sólo se festejará en el sector sur del país sino también en Ocotepeque, donde existe una réplica exacta del Monumento al Soldado.

El efigie está ubicada en el sector de El Ticante, San Rafael de las Mataras.

Marcados recuerdos

Pero no todo es celebración en Goascorán al conmemorarse un aniversario más del cese del fuego entre ambos países, también es el momento de recordar los momentos más tristes de la historia local.

Y es que en la memoria de los habitantes aún vive los momentos de terror que vivieron cuando el lunes 14 de julio de 1969 escucharon los potentes estruendos de los cañones que disparaban sin piedad desde las colinas hasta el casco urbano de Goascorán.

“Aquel momento fue de mucha desesperación, aquí había un ambiente prebélico, no se había disparado un tan sólo tiro, pero las personas que vivían en Aramecina y Caridad ya informaban que hombres fuertemente armados y vestidos de verde habían incursionado al territorio hondureño por el sector de Los Corralillos, un poblado fronterizo por donde se supone ingresaron militares salvadoreños”, recuerda el profesor jubilado Cándido Canales.

El docente recuerda que los soldados hondureños que estaban en la comunidad, cuando comenzó el fuego, procedieron a evacuar a las personas, sacándolas por potreros, llevándolas hasta los municipios vecinos y pidiendo apoyo al resto de tropas hondureñas.

Pese a la acción de los efectivos militares de evacuar el poblado, hubo familias que se resistieron a abandonar sus hogares. Así fue como perecieron los Aguilar Espinal, don Ceferino, María y sus dos hijos, Sinaí y Ángel, murieron a causa del bombardeo de un avión salvadoreño.

Las tumbas de la familia aún permanecen en las afueras de lo que fue su vivienda como un recordatorio de todo lo que les tocó vivir.

“Mi hermano y yo vimos morir a un amigo producto de los disparos. Nosotros estábamos en El Amatillo cuando todo comenzó y tuvimos que salir huyendo a través de una alcantarilla de aguas negras para poder poner a salvo nuestras vidas”, recuerda don César Juárez, poblador del municipio de Goascorán.

Tags:
|