Honduras

Periodistas festejan su día entre el miedo y la autocrítica

El periodismo en Honduras es una profesión de alto riesgo: 77 personas ligadas a medios de comunicación han muerto violentamente en los últimos 19 años, otros fueron agredidos, querellados o encarcelados

24.05.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Ejercer el oficio de periodista en una sociedad polarizada, con fuerte dosis de corrupción, con un crimen organizado intratable y un autoritarismo que busca prosperar, es sumamente difícil.

Es en este ambiente adverso que los periodistas hondureños festejan hoy su día.

“Esta celebración se da en medio de zozobra, peligrosidad, angustia y de terror, porque hay un nuevo Código Penal que criminaliza a la prensa.

Eso nos preocupa porque atenta contra la libertad de expresión y de información”, advirtió Carlos Ortiz, presidente de la Asociación de Prensa Hondureña (APH).

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Más que una fecha para recibir premios y elogios, en el gremio, cada 25 de mayo, marca un punto de partida anual para reflexionar sobre su papel en la sociedad, los desafíos a enfrentar y la ruta a seguir.

La labor de los periodistas y de la prensa siempre ha sido del agrado de unos y del rechazo de otros. Silenciarlos o controlarlos mediante amenazas, agresiones, corrupción y legislaciones mordazas es una constante que obliga a los obreros de la comunicación a plantearse una autoevaluación sobre lo correcto, lo ético y lo inmoral en el ejercicio de una profesión que tiene como finalidad alumbrar los diferentes escenarios que posee la sociedad.

Diferentes sectores consultados consideran que los retos del periodismo en estos momentos pasan por la recuperación de los principios tradicionales de la profesión, por una lucha contra aquellas leyes que atentan contra las libertades de prensa, de información y de expresión; y en cómo enfrentar el mundo digital.

Para el pastor evangélico Alberto Solórzano, el rol del periodismo en el país ha sido históricamente muy importante y su labor es fundamental para comunicar verdades, formar pensamiento e incidir en la opinión pública.

“Difícilmente puede haber democracia sana sin presencia de periodismo... El ejercicio de la labor periodística ayuda fomentar pesos y contrapesos”.

Restringirlo, “censurándolo es castrarlo y domesticarlo, y una labor periodística realizada sin libertad no es conveniente para ningún gobierno”, reflexionó.

A su criterio, el periodismo debe ir profesionalizándose más cada día, asumiendo compromiso y equilibrio con la verdad, sin sucumbir en el amarillismo e instrumentalización.

Un país sin periodismo libre para expresarse e informar corre el riesgo de vivir privado de la realidad que experimenta... De ahí la importancia de que quienes ejercen esta digna profesión lo hagan apegados a la verdad y con mucho sentido de responsabilidad, demandó el pastor.

Amenazas
Desde hace 19 años la prensa viene siendo intimidada y hostigada. Los reporteros investigan y los medios de comunicación publican en medio de un ambiente minado por todo tipo artilugios que al menor paso en falso pueden explotar en agresiones, querellas judiciales, encarcelamiento, y lo más trágico en la pérdida de la vida.

El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos registra entre el 2001 y abril de 2019, la muerte de 77 personas vinculadas a los medios de comunicación, entre periodistas, locutores, fotógrafos, camarógrafos y propietarios de medios, de los cuales 34 -que representan el 44%- perdieron la vida entre el 2014 y la fecha. Asimismo, el 92% de los 77 casos están en la impunidad por falta de investigación.

El 2019 ya tiene sus víctimas, el comunicador social Leonardo Gabriel Hernández (54) pereció en circunstancias violentas en Nacaome; por otro lado, el periodista David Romero Ellner fue enviado a prisión por seis delitos de difamación constitutivas de injurias.

Los ataques abiertamente contra los periodistas y la prensa han sido continuos.

A principios de la presente década primero se intentó reformar la Ley Marco del sector de las Comunicaciones para silenciar las críticas al Ejecutivo, igualmente se intentó imponer una ley que crearía una Comisión Reguladora de Contenidos, pero la presión social evitó la aprobación de estas normas.

Posteriormente, el Congreso Nacional aprobó una oscura ley de secretos oficiales que no deja ver la corrupción; luego el Legislativo otra vez intentó imponer una ley de ciberseguridad, que está en suspenso. Asimismo, modificó artículos del Código Penal para castigar el terrorismo, aprobando una reforma al artículo 335 B del Código Penal que lesionaba la libertad de expresión y la labor de los medios de comunicación. Esta disposición posteriormente fue derogada.

Lo último es la publicación en La Gaceta del nuevo Código Penal que por un lado atenta contra la labor periodística y penaliza la crítica, la sátira, el humor en las redes sociales, pero por otro lado reduce las penas a los corruptos, a los sujetos vinculados con el crimen organizado y el narcotráfico, y a los que están presos por estos delitos les da la posibilidad de salir libres.

Revisión
Para el periodista Mauricio Ortega, en el Día del Periodista es necesario una autocrítica “para conocer cómo nos están percibiendo nuestros públicos”, como que “estamos a deber mucho, a juzgar por la forma cómo nos ve la sociedad”, consideró.

Hay mucho reclamo que de repente tiene también mucho fundamento dada la situación crítica que vive el país actualmente. Estamos en una sociedad en crisis de valores a todos los niveles en donde todos los gremios están obligados a replantearse y los periodistas no son la excepción, expresó.

De acuerdo con Ortega, en estos momentos de asedio a la prensa, los periodistas deben apegarse a los principios tradicionales y fundamentales del buen periodismo, que se enmarca sobre todo en la responsabilidad y el balance de la información.

Por su parte, el empresario Juan Ferrera precisó que la sociedad demanda mayor información confiable, por eso “los periodistas deben proveer información más veraz, no inducida a defender a los que están en el poder, pero sí reconociendo lo bueno que se hace”.

“Inclinarse demasiado al poder y atacar a los que no están de acuerdo sobre cómo se maneja la gente que está en las responsabilidades públicas no es periodismo y eso no es bueno para nadie”, meditó.

El empresario alabó el hecho de que el periodismo de investigación esté permitiendo el conocimiento de actos de corrupción pública y de una impunidad que le ha hecho mucho daño al país, dejando indicadores de pobreza, de inequidad, injusticia social que hay que corregir.

“Hay que decirle a la gente tal como son las cosas porque los actores políticos deben educarse también y a través de un periodismo honesto y responsable podemos educar a la gente”, sostuvo Ferrera, quien espera que Honduras no vaya a caer dentro de las naciones que limitan demasiado, o coartan la libertad de expresión, ya que sería muy dañino.