Hondureños en el Mundo

Estados Unidos: Migrantes no tienen derecho a quedarse por cruzar la frontera

La ley está hecha de forma específica y no todo el mundo tiene derecho a quedarse única y exclusivamente porque ha llegado a Estados Unidos

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03.07.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS

La directora del Departamento de Operaciones, Cumplimiento y Remoción del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), Marlen Piñeiro, llamó a las familias hondureñas a “no arriesgar su vida” en la ruta migratoria porque al final la mayoría de las personas que cruzan la frontera son retornadas.

El ICE es la rama investigativa del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) y se encarga de hacer cumplir las leyes federales que gobiernan el control fronterizo, aduanas, comercio e inmigración con el fin de promover la seguridad nacional y pública de los Estados Unidos.

Piñeiro acompañó la gira de la Fuerza de Tarea de Atención al Migrante, que está encabezada por la primera dama Ana García de Hernández, y que se realiza por la ciudad de McAllen a fin de dar seguimiento a la no separación de las familias hondureñas.

“La visita de la Primera Dama contribuyó a que los gobiernos de Honduras y Estados Unidos continúen colaborando y mejorando los procesos de retornos con dignidad y la detención de los ciudadanos hondureños”, declaró la funcionaria estadounidense.

Los miembros de la Fuerza de Tarea del Migrante sostuvieron reuniones.

Los miembros de la Fuerza de Tarea del Migrante sostuvieron reuniones.



Piñeiro hizo un llamado a las familias hondureñas a no buscar cruzar la frontera estadounidense de forma irregular, ya que esto pone en riesgo sus vidas y al final la mayoría de los que logran ingresar son retornados a su país de origen, aparte del hecho de que es muy peligroso venir por toda la ruta migratoria.

“Los coyotes se están robando el dinero, no es justo que pierdan ese dinero; pueden hacer mucho más cosas quedándose, mejorando su país y tratando de iniciar una vida nueva”, aseguró Piñeiro

Recordó que, de las personas que logran cruzar la frontera y son detenidos por la Patrulla Fronteriza, “en la mayoría de los casos tienen que regresarse”.

“Al final, los casos que son aprobados para poder quedarse legalmente en Estados Unidos son mínimos”, dijo.

Aseguró que todos los migrantes tienen la oportunidad de llevar su caso a la Corte de Justicia de los Estados Unidos.

“Ese derecho no ha cambiado y todo el mundo tiene su proceso, pero la ley está escrita de una manera específica y no todo el mundo tiene derecho a quedarse única y exclusivamente porque han llegado a los Estados Unidos”, declaró.

Llamado
Por su parte, Ana García de Hernández reafirmó su llamado a que las familias hondureñas “no arriesguen su vida” en la ruta migratoria porque, aunque no son separadas al cruzar la frontera, “deben enfrentar medidas migratorias muy duras que en la mayoría de los casos les impiden trabajar y las ponen en una situación precaria”.

La Primera Dama encabeza la gira de dos días de la Fuerza de Tarea de Atención al Migrante en la ciudad de McAllen, Texas, donde le da seguimiento a la política de tolerancia cero y la no separación de las familias que cruzan la frontera de forma irregular.

“Ahora la mayoría de las familias son enviadas a centros de detención, y a las que son liberadas se les instala un brazalete electrónico para un monitoreo permanente. Si alguna de estas familias cree que va a venir a trabajar, con el brazalete no lo puede hacer; primero tiene que ir a juicio y ver la determinación del juez, eso pone a las familias en una situación precaria y difícil”, advirtió.

Mientras que en la visita a las familias detenidas en Puerto Isabel, la comitiva encontró personas con rostros desencajados, lágrimas en sus mejillas y con la esperanza de regresar a sus hogares.

A este centro son enviados la mayor parte de familias detenidas en la frontera entre Estados Unidos y México por el sector de McAllen, quienes deben esperar que se les hagan los procesos de deportación contemplados en la ley estadounidense.

“Queremos regresar a casa”, “extrañamos a nuestras familias y a nuestros hijos”, era el clamor de los hondureños que con la voz quebrantada, lágrimas en sus ojos y con el recuerdo de un tormentoso y arriesgado camino por la ruta migratoria, esperan su proceso judicial de deportación en los centros de detención.