Honduras

¿Dónde se puede comer con 10 lempiras en la capital de Honduras?

Las casetas están ubicadas en la bajada del barrio El Centavo, cerca de la una fábrica de confites de la séptima avenida en Comayagüela, capital de Honduras

20.02.2018

Tegucigalpa, Honduras
El Centavo, conocido en la capital de Honduras por concentrar una gran cantidad de personas con problemas alcohólicos, también es el sector para saciar el hambre de aquellos con poco dinero en sus bolsillos.

Aunque no lo crean, cientos de hondureños acuden a diario a unas viejas casetas verdes ubicadas a la orilla de la transitada calle, donde entre el bullicio y una larga plática con desconocidos disfrutan de una burrita de 10 lempiras.

Sí, lo está leyendo bien, 10 lempiras es el precio de esa comida compuesta por un huevo en torta, un poco de frijoles parados, dos tortillas y una taza de café.

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Tal vez para muchas personas esos componentes no sean un nutritivo almuerzo, no obstante, para cientos de compatriotas que viven con menos de un dólar al día, eso es un manjar que repiten cada día.

EL HERALDO visitó estos establecimientos para comprobar el precio de la burritas de la zona y, aunque no reúnen las condiciones de un restaurante de lujo, las mujeres que ahí trabajan tratan de mantener con higiene sus instrumentos de trabajo.

Unos minutos después de llegar al lugar se nos acercó un joven con problemas alcohólicos para pedirnos que lo entrevistáramos, inmediatamente accedimos con el fin de conocer si era cierto el precio de aquel bocado que, según él, le daba energía y sabor a un líquido que portaban en un bote con tapón amarillo y que cargaba sujeto en su cintura: guaro.

Alexis Hernández es uno de los clientes permanentes en los establecimientos de comida.

Alexis Hernández es uno de los clientes permanentes en los establecimientos de comida.
“Yo pago entre 10 y 15 lempiras, dependiendo lo que ande”, nos contó Alexis de Jesús Hernández, quien al mismo tiempo aseveró que quedaba satisfecho con las burritas.

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“Si los precios estuvieran más altos nos morimos de hambre”, dijo Hernández, quien nos contó que a pesar de que tiene problemas con el alcohol, las personas que ahí venden lo tratan como uno más de sus clientes.

“La vida solo es una y tenemos que aprender a vivir con lo que tenemos”, explicó el hombre mientras se sacudía un viejo saco color café con el que, según cuenta, se quita el frío cuando llega la noche.

10

lempiras vale un almuerzo en El Centavo

A las casetas varias personas llegaban rápidamente, unas pedían su burrita para llevar, mientras otras la degustaban con todo el placer del mundo a pesar de que el reloj marcaba las 2:30 de la tarde, varias horas pasadas del almuerzo y muchas que esperar para la cena.

Tras varias charlas con unas y otras personas, quienes discutían los problemas políticos del país o las anécdotas que durante el día había acumulado para compartirlas, una señora de tez blanca, risueña y bien vestida nos invitó al interior de su cocina, donde preparaba los alimentos para sus clientes.

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A pesar de que el negocio medía 2 metros cuadrados, nuestro camarógrafo hizo un estira y encoge para sacar una y otra toma de la elaboración de la burrita que se le serviría a don Mario López, un vigilante que llegó a la zona para saciar su hambre.

López confesó que a diario asistía a la zona, ya que no le quedaba tiempo de llegar a su hogar para almorzar cada vez que terminaba su turno en la empresa de seguridad privada para la que trabaja.

“Esta comida es deliciosa. Yo tengo tiempos de venir aquí, la señora la prepara bien y, además, es barata”, narró el hondureño, quien seguidamente invitó a los compatriotas a llegar a la zona para disfrutar de un cómodo y rico tiempo de comida.

Por su parte, Reina Fúnez, propietaria de una de las casetas, reiteró la invitación a las personas para que coman rico y barato, además aseguró que a todos los clientes se les trata igual.

Asimismo, Fúnez solicitó a las autoridades de la Alcaldía capitalina que les brinden asistencia y que les ayuden a reconstruir sus negocios para atender de forma más higiénica a quienes los visitan.

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Reina Fúnez es una de las vendedoras de comida en El Centavo, quien pidió asistencia por parte de la Alcaldía capitalina.

Reina Fúnez es una de las vendedoras de comida en El Centavo, quien pidió asistencia por parte de la Alcaldía capitalina.