Honduras

Suspicaz silencio

28.11.2017

Las elecciones son el mecanismo que la democracia utiliza para regular el ejercicio del poder bajo el principio de las mayorías.

Este ensayo no es un simple ejercicio electivo y cuando un proceso electoral no llena las expectativas ciudadanas, enciende los ánimos, aumenta las tensiones y puede provocar estallidos sociales, especialmente en sociedades con instituciones frágiles como la nuestra.

La credibilidad y legitimidad de un proceso electoral depende en buena parte de cómo se manejen los resultados y de la madurez de los partidos políticos.

El injustificado e inusual retraso del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para anunciar los resultados de las votaciones ha generado reacciones negativas que son comprensibles si se toma en cuenta la cultura de la desconfianza instalada por prácticas antidemocráticas que han desconocido la voluntad popular.

La diferencia en este proceso, y es algo que hay que aplaudir, es que las actas de las Mesas Electorales Receptoras (MER) están en manos de todos los partidos políticos y eso hace que la transferencia de datos no oficiales llene el vacío y rebase a la institucionalidad, lo cual engendra más incertidumbre.

Esta es la primera vez que el ente electoral muestra un completo mutismo, hecho que se percibe con sospechas puesto que ocurre en el marco del rompimiento del bipartidismo y la posibilidad real de que el partido en el poder pierda la reelección.

Los partidos políticos han llamado a defender el gane en las calles y algunos sectores claman por la paz.

La transparencia es el antídoto para evitar enfrentamientos innecesarios. Con todo el derroche de tecnología que el TSE repitió que tenía la empresa contratada para que funcionara sin problemas la transmisión de datos, y si la papeleta presidencial es la mas fácil de escrutar porque solo tiene nueve casillas, no se entiende por qué no se conoce a quién escogió el electorado para que gobierne los próximo cuatro años.

En cada elección, la ciudadanía organizada y las misiones observadoras insisten en la urgencia de una nueva ley electoral que despolitice el TSE y ciudadanice las MER, entre otros puntos cruciales para restablecer la confianza en la institucionalidad.