Sucesos

Consternación y dolor por la muerte de Henry Mahomar

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02.10.2017

Tegucigalpa, Honduras
En su puño arruga un pequeño pañuelo blanco lleno de lágrimas y recuerdos. Así, marchito y diminuto, está su corazón.

Carolina de Mahomar se levanta una y otra vez del sofá color caqui que por ahora soporta la tristeza de una pérdida irreparable.

Su nariz roja, pronunciadas ojeras y semblante desencajado apenas se pueden disimular con una leve sonrisa que regala al momento de recibir el apoyo, cariño y aliento de quienes conocieron a su esposo.

Eso le brinda fortaleza, pero, al final de cada abrazo sincero por la trágica muerte en un accidente vehicular de Henry Mahomar, su mirada regresa a ese adornado, brillante y frío ataúd café.

Un breve vistazo a la sala velatoria basta para confirmar el cariño que se ganó el director de la Empresa de Correos de Honduras (Honducor).

Amigos, familia, compañeros, empleados y políticos juntos, en pequeños grupos, recuerdan anécdotas de quien, en una opinión general, catalogan como una gran persona.

Alegría, trabajo y lealtad

Entre ese murmullo suave interrumpe una voz femenina, es Lorena Chapas, empleada de Honducor, quien sonríe al recordar a “un gran amigo, sumamente divertido. El jueves llegó un medio a hacerle una entrevista y le dijo a una compañera: ‘Vaya, mamita, andá, arreglate, que vas a salir en el periódico’”.

A la plática se une don Jorge Mahomar, su hermano, que con voz pausada recuerda la felicidad con la que habló hace dos días para contarle lo bien que la estaba pasando en sus actividades políticas. “Y yo le recordé cuando recogió un perro de la calle para curarlo”, sonrió el señor.

Carácter fuerte cuando era requerido y una pieza clave en el Partido Nacional, que mediante un comunicado hizo público su dolor. “Fue nuestro amigo, compañero de lucha, una gran persona que demostró siempre una enorme capacidad de trabajo”, reza el documento.

Su muerte repentina en la carretera que conduce de La Ceiba a Tela estremeció a los que lo conocieron.

Henry Mahomar siempre estaba activo para su partido, su especialidad: la logística, para que en cada evento todo saliera a la perfección.

De eso es fiel testigo Juan Diego Zelaya, con quien compartió en infinidad de ocasiones y que se tomó un instante para rendirle un homenaje: “Hoy perdimos todos, país, familia, partido. Henry es de esas personas especiales, únicas, es muy doloroso”.

Camino a la tragedia

Del fatídico accidente sobrevive una persona, Carlos Zapata, subgerente de Honducor. Con una gasa en la cabeza, encorvado y con dolor en su cuerpo, abandonó el hospital para brindarle un último adiós a su jefe y amigo.

Con el recuerdo presente de esos minutos de terror, toma la palabra y respira profundo: “Cuando reaccioné y miré al asiento del conductor, Henry no estaba, el carro se había partido por la mitad”.

Como si se tratara de una película, Zapata menciona que la velocidad que traían era normal, una leve brisa mojaba el vidrio frontal del vehículo.

La plática era amena, todo les había salido como desearon y no se quedaron en el puerto de Trujillo porque no había espacio en el hotel. Venían riendo, a lo lejos, en el carril contrario, divisaron la presencia de varios vehículos.

Uno de estos paró y el que venía atrás lo rebasó imprudentemente sin percatarse de la cercanía que traía el carro de Henry Mahomar.

“Maniobró, trató de esquivar lo más que pudo el golpe, pero fue demasiado rápido, desperté bajo el auxilio de buenos samaritanos, Henry había muerto”, recordó.

Al final de la tarde, sus dos hijas llegaron del extranjero, con el corazón destrozado. Este martes, en compañía de su madre y de todos los que lo quisieron, le darán un hasta pronto a Henry Mahomar.

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