En marzo de 2013, el mundo conoció a un Papa que a lo largo de un año ha cambiado la imagen inaccesible que ha revestido a los pontífices.
En uno de sus recorridos por la Plaza San Pedro, Francisco pidió que detuvieran el papamóvil para tomar un poco de mate que le ofreció uno de los fieles reunidos en el lugar.
En su visita a Río de Janeiro, un niño de 9 años saltó la valla buscando el saludo del Papa argentino. El niño emocionado lloró y le dijo que quería ser sacerdote, Francisco le dijo “voy a rezar por ti, pero te pido que reces por mí”.
En sus recorridos por la Plaza San Pedro, el Sumo Pontífice saluda y reza por los enfermos.
En los encuentros con los obispos el Papa latinoamericano no ocupa un lugar especial, está donde están todos los demás
