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En voces universitarias 'hubo mucha cosa sucia”


Los artistas no necesitan ayuda de nadie, mire Voces Universitarias, fue un grupo con éxito.

12.10.2013

En los años 80, fui invitado a cantar al Primer Batallón. Yo le había hecho una canción a las Fuerzas Armadas que se llama “El combatiente”, cuando terminé de cantarla todos aplaudían y gritaban; pero luego de varias canciones les canté “A dónde”, que es una canción contestataria que dice: Ahí donde se miraba afanado el campesino explotó una granada, regó su sangre el camino... Yo veía al general Álvarez Martínez que se retorcía en el asiento. Al final de la presentación me dice: don Belisario, no ande cantando esas papadas, mire que pueden rodar muchas cabezas. Luego me dijo: mejor tómese un trago.

Además de teatrista, José Belisario Romero Álvarez es un gran maestro de música. Ha escrito varias canciones, entre ellas “Mi novia Ceiba”, esa que dice: Yo sin conocerla le di mi corazón, hoy que estoy en La Ceiba me muero de emoción. Azul, azul, azul, tu cielo azul, azul, azul, tu mar azul...

En 1967 fundó Voces Universitarias. Además fue el primer maestro de danza folclórica en Honduras. A pesar de estar jubilado, no deja de trabajar. Hace dos años creó para Radio América la sección humorística de El Poeta Vinagreta, personaje de versos duros, satíricos, jocosos, que ridiculiza la realidad del país y hace reflexionar a los ciudadanos.

En una amplia conversación Romero cuenta pasajes de su vida como artista.

¿Cómo nace el personaje El Poeta Vinagreta?


Aquí donde están ustedes, recibí a Mauricio Ortega y Manuel Macías. Me dijeron: mire don Belisario, queremos hacer este programa y nos han dicho que usted puede hacernos la parte humorística. Bueno, les digo, sí puedo hacerlo. Una condición que les puse fue que me vinieran a dejar a la casa, porque temo andar en la calle, y esto que yo era peleón.

¿Recuerda algo de los primeros versos que lanzó al aire?
Sí. Dice: Fue la Policía, unos que otros, tal vez varios, enmascarados sicarios mataban todos los días. Ser pobre es una jodida, de nada sirve el coraje, exponemos nuestra vida, por no tener un blindaje...

¿Desde niño le gustó el teatro y la música?

En la escuela fui un niño inquieto, peleonero, dicen que era inteligente, a saber, jajajaja... Fíjese que ya como de 14 a 17 años, los maestros no me olvidaron, hay unos que me encontraban y me decían: hola Belisario, no te compusiste nunca, ¿verdad? Hace poco encontré una ancianita, Marianita, me dio clases en el Central y al verme me pregunta: ¿Belisario Romero?- Sí, soy yo- He seguido tu trayectoria fijate. ¡Cómo te hiciste famoso con Voces Universitarias! Te he visto en el teatro, vi que dabas clase de danza, te he seguido la trayectoria, siempre fuiste muy vivo, eso sí, un poco haragán, no llevabas tareas.

¿O sea que desde la escuela ya le gustaba la poesía?
Yo hice poesía en la primaria, me acuerdo que el profesor, el director Felipe Elvir

Rojas fundó en la escuela un periodiquito y ahí yo escribía una poesía para Cabañas, para Valle, y él me las arreglaba. Cuando recibí el Premio Nacional de Arte -el último premio que se dio en la Casa Presidencial- fue como que culminaba mi carrera de arte con notas excelentes, eso fue allá por 1987, en tiempo de (Simón) Azcona.

¿Cómo fue su experiencia en el colegio?

Fue linda, en el Central. Yo admiraba a la gente del Central, siempre noté que en ese instituto siempre habían cosas que a mí me gustaban, había teatro, música, estaba la estudiantina y la banda. Yo los 15 de septiembre los miraba y decía algún día voy a estar ahí. En efecto, cuando estuve en el colegio y pude estar en la banda, me metí; el director era José Bustillo. Toqué flautín y flauta, me costó un poco aprender.

¿Dice que sobresalía en el colegio?
Cuando decían quién quiere estar en el cuadro de danza, ahí estaba Belisario; en el cuadro de música,

ahí estaba yo; cuando habían eventos, ahí estaba yo. El profesor no había terminado de decir cuando yo ya estaba saltando y levantando la mano y a veces ni sabía para qué era. Fui un cipote que le gustaba ser notado, pudo haber sido un defecto o una virtud. Siempre quise sobresalir.

Cuando ya fui profesor de música, a mis alumnos siempre les decía: si te ponen a hacer algo siempre tratá de ser el mejor; si no sos el mejor siempre vas a ser bueno.

¿De qué profesión se graduó?

Me metí a bachillerato por la banda, porque no aceptan de comercio, pero al final saqué comercio, pero nunca ejercí. Al salir de ahí me gustó tanto el arte que me metí al teatro universitario, cuando lo dirigía Francisco Salvador, pero entré de lleno al teatro con Lucy Ondina (Matamoros), que montó la obra “La prostituta respetuosa”. Yo iba a ver los ensayos, faltó una vez un actor y ella me dijo “vení cipote, hacé esto”, y lo hice y me dijo “sí, está bien”, y ya me fui de viaje con ella.

¿A dónde fue ese primer viaje?
A La Ceiba, me acuerdo que íbamos en el avión, ya me daba por componer, ya había escrito otras melodías y ahí escribí la canción “Mi novia Ceiba”, que dice: yo sin conocerla le di mi corazón... En ese tiempo tenía como 18 años.

Luego vinieron otras canciones que han gustado, “Puñadito de arena”, “Rumor”… me gustó tanto esas cosas del arte por notoriedad, yo decía la gente tiene que conocerme de alguna manera. ¿Y cómo me puede conocer? Con la danza, el baile, y el canto.

¿Para entrar al teatro tuvo que matricularse en la universidad?
No, empecé en la Escuela del Profesorado, hoy Pedagógica, a estudiar letras, pero no terminé porque trabajaba en el Hibueras como maestro de música. Aprendí música en la Escuela Nacional de Música.

¿Entonces se graduó como maestro de música?

No, no había título en esa época. En la época de don Héctor Gálvez éramos participantes nada más, claro que se llevaba un récord de que iba a clases, que era muy bueno. En la escuela de música estuve más de siete años.

¿Cuál es la canción que le ha dado más satisfacción?

Todas me gustan, pero la que me ha dado mucho más es “Puñadito de arena”. El Coro de la Universidad Nacional con la canción “Mi novia Ceiba” ganó un concurso en Colombia, primer lugar a nivel mundial. “Rumor” ganó en San Pedro Sula con Voces de Sula. Otra que me ha dado fama y la han puesto en varios lugares del mundo es “A dónde”.

Si es compositor, ¿es soñador, un romántico?

Soy un hombre soñador, romántico, enamoradizo. Yo le gustaba a las muchachas, yo no sé por qué, por la guitarra, posiblemente; ahora más bien digo que fue como una maldición; mire cuánto daño hice a mi familia, estuve un tiempo separado de ellos, casi doce años. Cuando lo recuerdo se me ruedan las lágrimas. Cuando volví a mi casa fue una fiesta, fue cuando se casó mi hija menor, desde ese día volví a mi casa, a esta, que es humilde, pero es mi casa, con mi señora que me recibió, como si yo andaba perdido, como el hijo pródigo que regresaba.

¿Ahora qué piensa de la familia?

Es lo más bello que uno puede tener. La familia es el amor filial, el amor de la mujer que me ama de verdad, que me entregó su corazón desde joven, para quien yo era todo y ella lo era todo para mí, pero como el diablo siempre se anda metiendo en todo, me destruyó 12 años, eso lo digo en la Iglesia porque ahora soy catecúmeno.

¿Cómo logró conseguir trabajo en el Hibueras?

Me cayó como del cielo, hace unos 39 años. No tenía trabajo, iba en un taxi y una señora le hizo señal de parada. Ve, dije, esta es la directora de la Normal. ¡Ay, va ocupado!, dijo ella. Sí, pero véngase, le dije. Incluso me salí de la parte de adelante y le di el asiento. Esa dama le dice al taxista: mire, yo llevo prisa. Entonces le digo: vaya déjela a ella por favor y después me lleva a mí. Ella me ve y pregunta: ¿cómo se llama usted? Belisario Romero, le respondo. ¡Ahhh!... ¿Usted es Belisario Romero?, si ya he oído de usted, me dijo. Yo ya era notorio por el coro polifónico de la Escuela de Música. Fíjese que ahorita, me dice, yo voy a dirigir un nuevo colegio que se llama Hibueras, yo le puse nombre, y vamos a necesitar profesores de música. Vaya este sábado al colegio Cultura Nacional que vamos a dar unos cursos para profesores de música.

Y de sus actividades como teatrista, ¿qué puede contar?

Estuve en teatro en la Universidad Nacional, en el Cuadro Nacional de Danza Folclórica que dirigía Rafael Manzanares. En mi época de teatro hicimos un grupo que se llamó El Grupo de los Diez y ganamos el Primer Festival de Teatro Nacional.

¿Usted fue fundador de Voces Universitarias?
Sí, allá por 1967, con Federico Ramírez y Manuel Castillo, el de “Adelante selección, adelante selección”. Federico es la mejor voz que hay y ha habido en nuestro país; aparte de un tío mío, Ramón Medina, que lo apodaban Vigorón, dicen que cantaba precioso.

¿Y que pasó con Voces Universitarias?
Usted sabe que cuando hay más de uno siempre hay conflictos. Ya cuando empezamos a ganar (dinero), en el grupo hubo mucha cosa sucia, empezamos a discutir, yo no. Yo solo miraba para un lado y otro a los que peleaban. A mí lo que me interesaba es que mis canciones fueran grabadas. Eso fue minando, se salieron unos, murieron otros, Voces Universitarias desapareció, estuvo como seis años fuera.

¿En la actualidad está tratando de resurgir?
Sí, en la actualidad hay un grupo que está haciendo el esfuerzo, eso no es de improvisar, es una cosa de bastante trabajo. El muchacho que dirige el grupo es uno que yo llevé, es buen músico. No es igual al nuestro, como Voces Universitarias no vuelve a ver otro.

¿También la hace de escritor?
He escrito libros, sobre todo textos de música para primer, segundo y tercer curso de ciclo común. Tengo otros libros, por ejemplo “Antología de la canción hondureña”, en las universidades los compran y los estudian; tengo otro que se llama “Historia de Honduras en el marco del Himno Nacional”.

Durante un tiempo a usted lo vimos como reportero.

Me gusta el periodismo. Cuando German Allan Padget tuvo su radio, Universal, yo solía hacerle reportajes. A él le gustaba, me decía tenés redacción periodística. Después con él hicimos La Escuelita Alegre, participaba como Pilín; luego Margarito el Guardia. Cuando fue ministro me llamó para que yo fuera director general de educación y formación artística en el Ministerio de Cultura. Hice trabajos no notorios porque en ese ministerio nunca hay pisto, las cosas que hice fue porque conseguí el dinero con algunas instituciones.

¿En qué se inspira El Poeta Vinagreta? Me inspira lo que la gente ha hecho de bien y ha hecho de mal. Siempre critico, siempre quiero hacerlo jocoso, pero a veces me sale muy serio y es ahí cuando la gente se enoja y Mauricio me dice: esa cosa tiene que ser más jocosa y no hable mucho de lo mismo en pocos días.

¿La realidad del país alimenta su verso satírico? Sí, bastante. En el país tiene que haber un cambio. Imagínese, tengo 72 años de ver a esta gente (los políticos) haciendo lo mismo. Siempre es el mismo latrocinio, el mismo arribismo, lo mismo de toda la vida. Entra uno y lo mismo, a robar. Sale aquel, viene el otro y a robar otra vez. Nuestro país es de los más lindos del mundo, con riquezas naturales que otros la envidian, imagínese cómo estamos en la actualidad, somos la nación más violenta del mundo, el país más corrupto, el más pobre, vivimos de milagro trampeando por aquí, trampeando por allá.

¿Algo de sus últimos versos?

Se eleva una polvareda, ya se nota gran bulto, parece una caravana, desde aquí se ve el tumulto. Un cachimbo de banderas con pintados muñequitos que flamean con el viento al compás de muchos gritos, son blasones transparentes, póngale usted el color. Lo que expone el candidato son palabras sin valor, y oiga usted lo que dice, mírenme fijo a los ojos, notarán que no les miento, si obtengo la Presidencia, desde hoy les digo lo siento.

Por güevos (huevos) o por candela de seguro ganaré, aunque ninguno me crea yo millonario seré. Solo tendré cuatro años, chance que me da la vida, si no logro este sueño me llevaré gran jodida. Voy a construir escaleras con la madera más fina y me cueste lo que cueste así llegaré a la cima. Aquel que me rodea, aquel que esté a la par póngase aguja, jamás diga la verdad, pues se le lleva la bruja. Así pues, aunque no quieran, muy pronto estaré de moda, aquel que vote por mí por pendejo que se joda.