Opinión

La reelección de Julieta Castellanos

La Junta de Dirección Universitaria (JDU), eligió por un segundo período a la profesional de la sociología Julieta Castellanos, quien se había venido desempeñando en el cargo por más de cuatro años. Pocas veces en la historia de la Universidad se hace un nombramiento con el aplauso casi unánime de la comunidad nacional.

En el pasado, las reelecciones se daban en ese cargo sin pena y sin gloria, arrastrando a veces negros historiales que por años mancharon la imagen de la máxima casa de estudios del país, tanto que cuando la rectora Julieta Castellanos asumió la conducción de la institución prácticamente había tocado fondo, sin faltar voces que pedían que se cerrara.

En el primer período la rectora tuvo enormes retos: una estructura física, particularmente de la Ciudad Universitaria, en condiciones desagradables, con un sistema de dotación de agua y energía deficiente, con aulas en estado deprimente; interrupciones constantes por huelgas y escándalos de corrupción que ponían en entredicho la credibilidad en la institución.

Hoy aquel panorama desolador ha cambiado radicalmente: una estructura física en pleno proceso de transformación, ausencia de movimientos huelguísticos y un mayor sentido de responsabilidad en el desempeño laboral de todo el personal. Esto se traduce en un mayor rendimiento académico tanto en el índice de aprobación como en la calidad profesional del graduado.

La fuerza del ejemplo ha sido suficiente para los cambios, no ha sido necesario un elevado tono de confrontación interna que generara un ambiente de hostilidad y síntomas de ingobernabilidad. Muchas veces los cambios por sí solos provocan la ruptura de las oposiciones cuando estas se basan en la irracionalidad de un gremialismo mal concebido que en vez de hacerle bien a sus representados terminan con lo que se llama conquistas adquiridas.

Cuando la rectora Castellanos asuma su segundo período tendrá muchos retos. Uno de ellos es profundizar la mejora física de los espacios, ya no solo de la Ciudad Universitaria, sino de los centros regionales; actualización profesional del profesorado; lograr la sostenibilidad económica en un momento de crisis, probablemente sea la dificultad mayor que se tendrá en la Universidad y que el equipo con el cual se haga acompañar la rectora tendrá que asumir.

Por ahora lo que quisiéramos ver es un proceso de transformación universitaria que vaya más allá de la administración de la autoridad reelecta para evitar que en el futuro vuelvan aquellos que tanto daño le hicieron a la UNAH.