Honduras no ha desarrollado conciencia nacional sobre la importancia de sus territorios marítimos. Caso diferente es el de países que, al no contar con un territorio rico en recursos naturales, han encontrado en el mar una fuente de subsistencia y desarrollo.
Nuevos factores se han sumado a través de la historia hasta convertirlos en valiosas posesiones, como su posición estratégica o el descubrimiento recursos en su subsuelo, lo que despierta la pretensión por parte de otros estados.
En el Golfo de Fonseca, los diferentes gobiernos salvadoreños han intentado por todas las vías crear una disputa sobre el territorio hondureño de isla Conejo. Más allá, siempre en las aguas del Pacífico, se genera una situación con características propias.
La isla Dokdo, como le llama Corea, o Takeshima para Japón, se encuentra casi equidistante de tierra firme de ambos países, pero a 87.4 kilómetros de la isla surcoreana, Ulleungdo, y a 157 kilómetros de la isla japonesa de Oki.
La isla Conejo está a escasos 600 metros de la playa hondureña. Y con marea baja, queda unida a tierra firme. En la isla Dokdo/Takeshima se encuentra un puesto de la policía de Corea del Sur, en isla Conejo la presencia permanente es del Ejército de Honduras.
La Segunda Guerra Mundial dejó sus huellas en Asia. La ocupación de Japón por Estados Unidos se extendió a diferentes islas usadas como bases estratégicas. Argumentos históricos y registros son defendidos por Corea y Japón.
Ese es el valor de los documentos históricos, desafortunadamente Honduras no se ha preocupado en preservarlos. Por ello ha perdido territorio, aunque más recientemente ha sido el resultado de la desidia y de las negociaciones en las que son cedidos espacios marítimos.
El tema de la isla Dokdo/Takeshima está entrelazado con la historia. En 1965, Corea del Sur y Japón normalizaron sus relaciones diplomáticas. Cuatro años después, en el continente americano, El Salvador invadió a Honduras.
La soberanía de Honduras sobre su territorio, incluida isla Conejo, quedó confirmada por la sentencia de la Corte Internacional de Justicia en 1992 y fue ratificada 10 años después. Pero la falta de cumplimiento de la sentencia y la permisividad de las autoridades continúa hoy.
El pasado mes de agosto, el mandatario de Corea del Sur, Lee Myung-bak, visitó la isla de Dokdo/Takeshima. Hasta la fecha, ningún presidente de Honduras ha tenido el interés de asegurar presencia en las zonas fronterizas, menos visitar isla Conejo.
Sin importar el grado de desarrollo y nivel económico, Corea y Japón defienden lo que consideran su territorio. En el Golfo de Fonseca, el presidente Porfirio Lobo y el Canciller Arturo Corrales deben hacer valer los derechos de Honduras.
La intención de El Salvador de crear una disputa donde no la hay, no debe ser avalada por el presidente Lobo, permitiendo que se incluya en la agenda bilateral. Lo que debe haber es un reclamo enérgico por la inclusión en el mapa de El Salvador de territorio hondureño.
Las diferencias entre Japón, Corea del Sur, China continental, Taiwán y Rusia han producido roces diplomáticos en el océano Pacífico, las mismas aguas del Golfo de Fonseca. Agitadas por países vecinos, se quiere que isla Conejo también se encuentre en aguas turbulentas.