Editorial

Rebrote

as autoridades sanitarias y los médicos vienen advirtiendo a la población de un rebrote del covid-19 en varias regiones del país. Ante el relajamiento de la población, se están haciendo llamados para que se retomen de inmediato las medidas de bioseguridad, principalmente el uso de las mascarillas, ya que está comprobado que es un mecanismo efectivo para evitar en un alto porcentaje el contagio de la enfermedad.

Además, urge que inicien los procesos de vacunación porque, aunque parezca increíble, a estas alturas hay un alto porcentaje de personas elegibles para la vacunación que todavía no lo han hecho.

Otro buen grupo no ha cerrado sus ciclos, por lo que se les pide que por favor lo hagan. No hay que tener temor, las vacunas no matan, son, más bien, una de las principales herramientas en la lucha contra el coronavirus y de muchos otros males a los que la humanidad se ha enfrentado a lo largo de su historia.

Las vacunas han ayudado a la preservación de la vida, más en países pobres como el nuestro, donde la pandemia solo volvió a evidenciar las grandes carencias y limitantes del sistema sanitario nacional.

En el caso del coronavirus, está comprobado que quienes están vacunados están menos expuestos a una enfermedad grave en caso de contagio.

Es crucial entonces que desde el gobierno se redoblen los esfuerzos para proteger a los más expuestos, a los inmunodeprimidos, a los profesionales de la salud, a las embarazadas.

Para lograrlo, deben adaptar sus esfuerzos a las preocupaciones que aún persisten en torno a las vacunas y colaborar con las comunidades para desarrollar estrategias de sensibilización en las zonas donde la cobertura es escasa. Hay que actuar con urgencia.