Las reuniones entre representantes del Gobierno de la presidenta Xiomara Castro y de la empresa privada para atender de manera conjunta la crisis de los migrantes es, sin duda, un paso importante en la búsqueda de soluciones no solo de este, sino de todos los problemas que golpean a la sociedad hondureña.

Está claro que el diálogo entre las diversas fuerzas sociales de un país es esencial para el fortalecimiento de los procesos democráticos, y, básicamente, para encontrar respuestas a los problemas históricos como el del desempleo, una de las principales causas de la migración de miles de connacionales.

Ni el gobierno ni los empresarios por sí solos tienen la capacidad de dar respuestas a una problemática tan grave como esta, por lo que es importante que los dos sectores se sienten alrededor de una mesa para buscar conjuntamente soluciones a una crisis que solo se verá agravada con el retorno obligado de al menos 200,000 hondureños y hondureñas que están en las listas de deportaciones de la nueva administración estadounidense.

Tiene que ser un trabajo en conjunto.

La presidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Anabel Gallardo, dijo que han identificado la generación de al menos 350,000 empleos en sectores como la agricultura, la construcción y el turismo.

Para Gallardo, la actual crisis, más allá de percibirla como un problema, hay que verla “como una oportunidad”.

Queda esperar, entonces, que se den los pasos en firme para que se delineen las acciones que lleven a concretar esta propuesta, que surge a la par de la que ya ha anunciado el gobierno de Castro, en la que destaca el apoyo en efectivo y en alimentos para los retornados.

Al mismo tiempo, y no menos importante, será que la herramienta del diálogo se priorice con otros sectores sociales y políticos del país, y comenzar con ello a reducir los altos índices de polarización que agobian a la sociedad.