Editorial

La inseguridad alimentaria

ivimos tiempos de escasez, con crecientes alzas en los precios de la canasta básica, en los insumos agrícolas, en el costo de vida, con un creciente desequilibrio entre los cultivos orientados a la exportación respecto a los producidos para el consumo interno, impactando desfavorablemente en la soberanía alimentaria nacional Así cada vez más se importa arroz, maíz amarillo, papas, entre otros alimentos que forman parte de la dieta de los hondureños, con la consiguiente fuga de divisas.

Esto se ve agravado por la erosión de suelos, insuficiente infraestructura para captación de aguas lluvias, explotación irracional de los recursos naturales bajo el imperante modelo extractivista, el papel del intermediario que se interpone entre el productor y consumidor, el acaparamiento y especulación en los precios de los alimentos, el cambio climático que provoca escasez o excesivas precipitaciones pluviales, la desigual distribución de los sistemas públicos de irrigación.

Una noticia positiva la constituye la reciente visita de la embajadora estadounidense ante la FAO, Cindy McCain a nuestro país, acompañada por funcionarios del Programa Mundial de Alimentos, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, organismos que apoyan proyectos alimentarios en diversas regiones de la geografía patria, otorgando formación técnica y fondos, ademas de proporcionar alimentos en períodos de hambrunas que afectan particularmente el corredor seco de la zona central.

La diplomática concluyó que entre otros resultados positivos de tales proyectos permiten detener el flujo migratorio de habitantes de las zonas rurales hacia los centros urbanos y hacia otras naciones y el despoblamiento del campo y la fuga de compatriotas en edad productiva.