Editorial

Jóvenes desempleados

Honduras es un país de múltiples crisis a las cuales debe hacer frente de manera urgente, para lo que se requiere del interés y la voluntad política de a quienes el pueblo en las elecciones les otorga el privilegio de administrar el Estado por cuatro años.

La violencia, la delincuencia, la pobreza, la corrupción, la falta de acceso a servicios básicos como la salud y la educación y el desempleo galopante son solo algunos de esos problemas que el pueblo hondureño carga sobre sus espaldas desde hace muchos años, y a los cuales los gobernantes, de la bandera que sean, no han encontrado respuesta para atenderlos de la manera adecuada.

En un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicado ayer por diario EL HERALDO se cita que 340,000 jóvenes están desempleados en Honduras, y que de esa cantidad el 45.7% son menores de 25 años.

Las cifras son eso, cifras, pero deberían servir para que las autoridades competentes y la sociedad en general las tomen, las analicen, las revisen y, con base en las mismas, formulen o reformulen políticas firmes para atender con urgencia esta problemática.

Las y los jóvenes hondureños requieren que se abran las oportunidades que necesitan para enfrentar con esperanza el futuro, porque no hacerlo profundizará la pobreza en la que ya viven, les dejará expuestos a los grupos delincuenciales que les merodean para unirlos a sus filas o les orillará a caminar el peligroso camino de la migración irregular hacia los Estados Unidos u otros destinos del mundo en busca de ese mejor futuro que se les niega en su patria.

La solución a esta problemática debe ser integral y urgente, con la participación activa de las autoridades y la sociedad en general, porque generarles esperanza a los jóvenes hondureños es una tarea de todos.