Editorial

Discursos coincidentes en la ONU

El podio de la 77 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha convertido por estos días en la tribuna de los presidentes del mundo y principalmente de los latinoamericanos “de izquierda” para lanzar sus dardos al imperialismo yanqui, sus políticas neoliberales, y corresponsabilizarlos de la violencia, la pobreza y el narcotráfico, entre tantos otros males que agobian a sus poblaciones.

El salvadoreño Nayib Bukele, la hondureña Xiomara Castro y el colombiano Gustavo Petro fueron parte de ese grupo de mandatarios que -con diferentes tonos y matices- en sus discursos reclamaron el respeto a sus soberanía, a la autodeterminación de los pueblos, olvidando que en la aldea global de hoy se requiere del apoyo de todas las naciones para superar los problemas, principalmente de los llamados países en desarrollo, y que ello no se logrará satanizando la inversión extranjera, señalando a los de afuera de ser los responsables de los problemas de adentro, obviando la responsabilidad que cargan sobre sus espaldas quienes han gobernado y gobiernan sus naciones.

El presidente salvadoreño cuestionó la legalidad de las Naciones Unidas pero utilizó la tribuna para sopesar “los éxitos” de su gobierno y potenciar de manera subliminal sus intenciones de reelegirse en el cargo aun por sobre las prohibiciones de la Constitución de su país.

Castro tomó la tribuna para exigir que “no sigan tratando de desestabilizar a Honduras, dictarnos sus medidas o escoger con quienes debemos relacionarnos”, y hacer el anuncio de la instalación de una Comisión de Lucha contra la Corrupción, pero desaprovechando un escenario propicio para demandar la solidaridad de la comunidad internacional necesaria para buscar respuestas a los problemas que orillan a miles de hondureños a huir de su tierra natal por falta de oportunidades y ofrecer condiciones al capital extranjero para la inversión y generar oportunidades laborales, tan necesarias en estas honduras.