Editorial

Crisis alimentaria

La pobreza que golpea al 70% de la población hondureña es una de las principales causas que orillan a los y las hondureñas a huir del país para buscar en tierras lejanas las oportunidades de un empleo con el cual atender las necesidades propias y de sus familias.

El estudio del Grupo Banco Mundial “Diagnóstico del sector privado en Honduras”, presentado la semana pasada en Tegucigalpa, reveló que uno de cada seis hondureños vive con menos de 1.90 dólares al día (unos 46.56 lempiras al día y 1,397 lempiras al mes).

La situación es altamente preocupante ya que esos ingresos no alcanzan para adquirir siquiera la canasta básica de 30 alimentos que según algunos estudios especializados se sitúa en unos 6,593 lempiras mensuales, aunque hay quienes señalan que el valor es mucho mayor, ya que los precios de muchos productos están al alza, empujados por los constantes y fuertes incrementos a los precios de los combustibles en las últimas semanas.

Pero más allá de los que tienen estos bajos ingresos, un informe del Sistema de Integración Centroamericana (Sica) ha señalado que 2.6 millones de personas estarán en crisis o emergencia de inseguridad alimentaria aguda entre los meses de junio y agosto de 2022.

Este breve recorrido por las cifras de los organismos internacionales debe servir para que las actuales autoridades gubernamentales tomen acciones urgentes para atender las demandas de la población de manera integral, pues queda claro que si no se tiene empleo, no hay dinero y no se pueden comprar alimentos.

No se trata solo de entregar bolsas solidarias, lo cual ha sido la tendencia en las últimas décadas en el país, sino de generar programas y proyectos encaminados a romper el círculo de pobreza en el que esta población ha vivido históricamente. Atacar la pobreza debe dejar de ser solo un discurso de las campañas electorales, es tiempo de actuar.