Editorial

Dos siglos de vida independiente

En el primer año de la tercera década del siglo XXI, Centroamérica conmemora doscientos años de haber proclamado su emancipación política de España, dejando atrás “el mandato imperioso del amo”.

En este recorrido histórico, el Istmo ha debido hacer frente a múltiples retos que han puesto a prueba su existencia misma, y pese a experimentar guerras, invasiones, desastres naturales, epidemias, ha logrado sobrevivir -ya no unida como lo soñaron los padres fundadores de la República Federal, para ello ofreciendo incluso sus vidas- fragmentándose para transformarse en cinco pequeñas y débiles parcelas, expuestas a la manipulación y ambición por parte de intereses foráneos.

Esta dramática y angustiosa problemática obliga a preguntarnos: ¿qué hemos logrado hasta ahora? ¿Qué hemos alcanzado y que nos hace falta aún para alcanzar estadios de bienestar y prosperidad compartidas? ¿Qué nos depara el futuro? ¿Cuáles son las rectificaciones urgentes que requerimos para superar el actual momento crítico?

La capacidad de resistencia colectiva es admirable, pero tiene un límite, más allá del cual se corre el peligro real de colapsar. Hasta ahora, Honduras ha dado muestras de no doblegarse ante la adversidad, sin capitular y continuar marchando hacia adelante, logrando incorporarse cuando ha sido necesario.

Empero, si no logramos alcanzar consensos mínimos de entendimiento, enmarcados en un plan de nación con metas y estrategias claramente definidas y compartidas, aplicado en su totalidad sin retrocesos ni vacilaciones, tal como ha ocurrido en anteriores ocasiones, llegaremos a extremos de alienación y frustración colectivos, de imprevisibles repercusiones.

Aprovechemos entonces este histórico y trascendental Bicentenario independentista para forjar una nueva Honduras, auténticamente digna, libre, soberana.