Editorial

Los accidentes de tránsito

El número de accidentes de tránsito por causas prevenibles parece ser irreversible en Honduras, pero con especial énfasis en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula, donde por su alta concentración poblacional se registran el mayor número de incidencias de este tipo, que causan dolor y luto a las familias de quienes resultan lesionados o mueren por esta causa.

Las estadísticas revelan que cada dos días muere una persona en accidentes de tránsito en el Distrito Central, pero la incidencia es igual de alta en otras ciudades como San Pedro Sula y Comayagua.

Buena parte de tales accidentes son prevenibles si se observa las leyes y reglamentos de tránsito, así como las medidas de precaución tales como el adecuado mantenimiento mecánico del automotor, el no exceder los límites de velocidad autorizados, la disponibilidad de un motorista alterno cuando el titular circula intoxicado, el no uso de teléfonos celulares mientras se conduce el automotor.

La revisión permanente de los niveles de los líquidos, de los frenos y el estado de las llantas del automotor, entre tantas otras medidas son necesarias para impedir, en lo posible, hechos trágicos que desembocan en fallecidos y heridos, con secuelas tanto físicas como psicológicas que pueden perdurar indefinidamente, con repercusiones que se extienden a los familiares de las personas directamente involucradas.

Pero también deben asegurarse buenas vías de comunicación, el señalamiento vial y hacer cumplir las leyes y reglamentos.

La alta incidencia de estos accidentes no se ha reducido ni en tiempos de pandemia, por lo que el retomar el tema para llamar a la reflexión a los conductores y exigir al Estado que asuma la responsabilidad que ellos también tienen en estos hechos, nunca está de más.

Es así que la seguridad vial debe ser un propósito de todos los actores: transportistas, peatones y autoridades de tránsito, todos y cada uno cumpliendo con su responsabilidad.