Editorial

Mientras en Honduras desde las altas esferas del poder se llama a la población a “orar” para que los productores de las vacunas consideren a nuestro país como prioritario para la entrega de esos productos, en los países vecinos, El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá, los procesos de inmunización de su población avanzan aceleradamente.

Las cifras así lo demuestran.

Panamá recibió ayer el noveno lote de 77,220 dosis de vacunas de Pfizer, mientras que en El Salvador, el presidente Nayib Bukele anunciaba que a su país han ingresado 1.1 millones de dosis de vacunas, lo que “ha permitido inmunizar a casi todo el personal de primera línea que supera las 100,000 personas”. Bukele anunció también la vacunación de los docentes del sector público y privado y de personas con enfermedades degenerativas crónicas y adultos mayores.

En Costa Rica, hasta la semana pasada se había recibido 750,165 dosis y anunciaban para este martes y miércoles la llegada de un lote de 43,200 dosis del mecanismo Covax y otro de la farmacéutica Pfizer. Guatemala, por su parte, anunciaba ayer la compra de 16 millones de dosis de vacunas Sputnik V para reforzar su programa de vacunación. En Honduras, ni siquiera se sabe cuándo llegará el segundo lote del mecanismo Covax y mucho menos se conocen detalles de un contrato de compra con la farmacéutica rusa.

Lo que sucede en la región centroamericana solo es un reflejo de las diferencias que han marcado a los gobiernos frente al manejo de la pandemia y un llamado para que el gobierno reordene sus políticas de atención a la misma, ya que el covid-19, desgraciadamente, sigue infectando y matando a miles de ciudadanos, de todas las edades (40 muertes por día, según el viceministro de Salud, Roberto Cosenza).

La indiferencia no puede seguir marcando el manejo de la pandemia, es la vida de las y los hondureños la que está en juego, por eso, el barco de la salud no puede continuar a la deriva.