Editorial

Solidaridad y empatía

Sí, un poquito de solidaridad y empatía era lo que esperaba el pueblo de parte de sus funcionarios en tiempos de pandemia y desastres naturales, pero no sucedió así.

Esta semana, EL HERALDO ha publicado sobre los exorbitantes incrementos salariales en instituciones públicas como el Banco Central de Honduras, el Banco Hondureño para la Producción y la Vivienda, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica y el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, entre otros.

Los aumentos que se aprobaron las cúpulas de esas instituciones son sustanciales, de 16,000 lempiras y más en unos casos, de L 30,000 en otros. “En instituciones como Banhprovi la presidencia recibió -además de aumentos salariales- bonificaciones. En diciembre, el sueldo que ostentó fue de 341,768.67 lempiras, más el aguinaldo por la misma cantidad”, se informó.

La situación de privilegio de quienes gobiernan contrasta con la que viven sus gobernados. Para el caso, según las cifras oficiales, 3.3 millones de personas enfrentan condiciones precarias por falta de empleo y más de 2.6 millones ganan mensualmente menos de un salario mínimo, que en promedio es de 10,000 lempiras.

La disparidad salarial es más que evidente e indignante, y más cuando los que más ganan son los encargados de administrar los fondos de un país al borde del colapso económico.

No estaría mal que los que gobiernan y quienes aspiran a gobernar y andan a la caza de votos comiencen a analizar la propuesta de sectores especializados como el gremio de economistas, donde se alzan voces para que se defina una política salarial, con techos máximos y escalas de pagos para las distintas
instituciones públicas.

Pero mientras llega ese momento, no estaría mal un poquito de empatía de parte de los funcionarios privilegiados con un buen salario con los que menos ganan, y con aquellos que perdieron lo que tenían por la pandemia y los huracanes.