Los números de contagios y muertes por causa de covid-19 siguen incrementándose de manera escandalosa en el territorio nacional. El país ha superado ya los 161,000 casos y los 4,000 muertos, y las perspectivas para las próximas semanas no son halagadoras.
Según los reportes de las mismas autoridades sanitarias, en enero y febrero los centros de triaje han registrado aumentos hasta del 100%, mientras que las salas para la atención de los enfermos covid y de cuidados intensivos de los hospitales públicos y privados se encuentran llenas.
En medio de la crisis, es lamentable e indignante que de los siete hospitales móviles que se compraron al contado para la atención de la pandemia, solo dos estén funcionando, y a medias, y más allá, que ni siquiera se conozcan las fechas de la llegada de las vacunas que tanto se necesitan para comenzar con la inmunización de la población, tal cual ya lo hacen otros países de la región centroamericana y el continente.
Funcionarios han informado que su gobierno inició la semana pasada (un poco tarde por cierto), acercamiento con varias farmacéuticas para adquirir la vacuna y que esta pronto llegará al país, y ojalá que así sea, aunque el panorama es bastante incierto, más cuando ni siquiera se tienen las fechas de llegada de las vacunas ya contratadas, en este caso por el Seguro Social, las que se suponía estarían acá el 21 de abril pero ahora se anuncian para mayo.
La situación nos llama a todos -gobierno y gobernados- a actuar con responsabilidad en estos momentos de incertidumbre en los que el llamado a preservar la vida debe prevalecer.
Para lograrlo, el gobierno debe intensificar las negociaciones que dicen haber iniciado la semana pasada para la compra de vacunas y que estas puedan llegar lo más pronto posible al territorio nacional, y la población observar a cabalidad las medidas de bioseguridad para frenar el avance de la pandemia.