Editorial

Iniciativas migratorias

Recientes declaraciones del secretario de Estado, Antony Blinken, y de la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, a la vez que ofrecen cierta dosis de esperanza a once millones de indocumentados que viven y trabajan en EE UU, también advierten que las iniciativas del presidente Biden en materia migratoria serán graduales y encontrarán fuertes resistencias. El canciller ha declarado: “Estas iniciativas no significan que la frontera estadounidense está abierta; si bien estamos comprometidos a ampliar las vías legales de protección y oportunidad aquí y en la región, los EE UU son un país con fronteras y leyes establecidas”. La portavoz manifestó: “Ahora no es el momento de venir, la mayor parte de aplicantes será devuelta a sus países de origen”. Tal recordatorio debe ser tomado muy en cuenta por quienes aspiran a encontrar en la superpotencia santuario y empleo, huyendo de la violencia y falta de oportunidades vigentes en el mundo en vías de desarrollo, y al igual por aquellos que coordinan tales corrientes migratorias. Lo que es evidente, y debe ser reconocido, es que el trato cruel, inhumano y racista implementado por la pasada administración en Washington ha quedado superado ahora con un enfoque humanista, compasivo, inteligente.

Recién se ha nombrado una comisión encargada de localizar a unos 600 niños y niñas separados de sus padres, sin haber podido hasta ahora reunirlos con sus progenitores. El estatus de terceros países adjudicado a Honduras, El Salvador y Guatemala, para que desde aquí aplicaran los solicitantes de asilo, ha sido suprimido. Nuestros países no tenían ni recursos ni infraestructura para albergarlos indefinidamente. Las iniciativas migratorias del Ejecutivo ya encuentran fuertes resistencias por parte de la oposición, tanto en la rama legislativa como judicial, por lo que la reforma migratoria, respaldada por la mayoría de la población estadounidense, puede correr el mismo destino que las intentadas el 2007 y 2013, derrotadas en el Senado. La capacidad de persuasión y negociación por parte del presidente Biden y su partido serán claves para el eventual resultado, positivo o negativo.