Editorial

Convocatoria y crisis política

La clase política pone al país nuevamente al borde de una profunda crisis política tras convocar anoche a las elecciones primarias bajo la Ley Electoral y el padrón electoral vigente, con la oposición de la representante del partido Libre en la Comisión Nacional Electoral, que ha calificado la convocatoria de “ilegal e inconstitucional, una convocatoria falsa que debe anularse” y la postergación de la aprobación de la nueva Ley Electoral.

Los políticos tuvieron todo el tiempo del mundo para discutir esa nueva ley, aprobarla en tiempo y forma, y evitar esta nueva confrontación, pero no lo hicieron, más bien rompieron los acuerdos que habían logrado, sin importar las consecuencias nefastas de sus actos.

Las acusaciones entre los dirigentes de las tres principales fuerzas políticas (nacionalistas, liberales y libres) van y vienen, todos exponen su disposición al diálogo para buscar los consensos que demanda la ciudadanía, sin embargo, siguen potenciando intereses oscuros, alianzas internas y la defensa de sus posiciones partidarias que ponen en vilo a la endeble democracia y al país a las puertas de una nueva crisis, que dejaría consecuencias aún más graves que las que se arrastran desde el cuestionado proceso electoral del 2017.

A los líderes políticos poco les ha importado que la sociedad se enfrente en estos momentos a la más grave crisis sanitaria que está arrebatándole la vida a miles de hondureños y hondureñas, y sus repercusiones económicas y sociales que tienen en la calle a miles de personas, muchos niños y niñas, mendigando y a otros buscando una actividad que les genere ingresos para atender sus necesidades básicas.

Está claro que el cronograma electoral debe respetarse, pero también que las reglas del juego electoral deben ser claras para todos sus actores con el fin de que al final del proceso electoral se respete la voluntad popular expresada en las urnas y el nuevo gobierno que se conforme sea la expresión de esa voluntad. Queda esperar que reflexionen y actúen en consonancia con las demandas del pueblo que dicen representar.