El Covid-19 es una realidad que está matando gente; es una emergencia mundial que está poniendo en riesgo la vida de millones de personas, incluyendo la de los y las hondureñas.
No es un cuento.
La realidad nos ha estallado en la cara y, aunque seamos reiterativos, no tenemos que olvidar nunca lo sucedido en Italia y España, dos países europeos con sistemas de salud mucho más fortalecidos que el hondureño, que están colapsados por el número de enfermos y muertos por Covid-19.
También es reiterativo decir que la enfermedad tomó por sorpresa al mundo y a los gobiernos que se vieron obligados a tomar medidas de emergencia para contener la expansión del mortal virus.
Eso todo mundo lo sabe, por eso sorprende que sean muchas las personas que todavía no asuman la dimensión de la situación que vive el mundo y que golpea a más de 30 hondureños y hondureñas confirmados con la enfermedad, y fuertemente la endeble economía hondureña.
No se desconoce la necesidad de la gente de acceder a su dinero para comprar medicinas y alimentos, pero es necesario que cuando se haga se actúe responsablemente y se observen las recomendaciones que hacen las autoridades sanitarias para estos casos.
El gobierno también debe hacer cumplir estas medidas. No hacerlo, es poner en riesgo la salud propia, la de sus familias, de la población en general.
Es tiempo de tomar conciencia sobre la gravedad de la situación y la necesidad de seguir las recomendaciones que hace el personal de salud.
Salir solo si es estrictamente necesario. Lavarse las manos con agua y jabón, evitar las aglomeraciones. Es la única medicina que hasta hoy se conoce contra la enfermedad. Caso contrario, de nada habrá valido el esfuerzo hecho hasta ahora, y las consecuencias serán aún más dolorosas para la gente y la economía. La única manera de que podamos ganar esta batalla es que todos y todas hagamos los que nos compete.
