Editorial

Financiamiento para vivienda

Tener una vivienda propia en Honduras es casi una utopía, un privilegio de pocos.

La falta de financiamiento, los altos precios de las viviendas y el bajo poder adquisitivo de las familias son solo algunos de los obstáculos que se enfrentan al momento de querer acceder a un préstamo para la compra de una casa.

Y si bien, el tema ocupa un lugar especial en las agendas de los políticos cuando venden sus proyectos de gobierno a lo largo de las campañas proselitistas, es muy poco lo que hacen una vez que se ven favorecidos con el voto popular.

Por eso, es esperanzador que en la actual administración pública se venga impulsando un importante programa de apoyo a la vivienda social y de clase media, a través del cual se han otorgado más de 4,200 créditos y desembolsado más de 4,182 millones de lempiras en sus dos primeras etapas.

En una tercera etapa, según se ha anunciado esta semana, el programa de financiamiento de viviendas “El sueño de ser dueño” dispondrá de un nuevo fondo de 1,800 millones de lempiras, con el que pretenden llegar a 1,200 familias más.

El anuncio es esperanzador, ya que abre las puertas para que más familias hondureñas puedan acceder a una vivienda propia, y con ello reducir las alarmantes cifras del déficit habitacional en el país, que según datos oficiales es de más de un millón de unidades habitacionales a nivel nacional.

También porque es una inyección financiera que, además de coadyuvar a resolver uno de los problemas históricos de la sociedad como el déficit de viviendas, generará empleo y ayudará a dinamizar la endeble economía local.

Honduras requiere que en este año 2020 se afinen los programas que generen empleo y favorezcan a una clase media que está agobiada por las escasas oportunidades que se abren para mejorar sus condiciones de vida.