Editorial

¿Y después del concurso, qué?

l recién realizado Concurso Docente 2019 y sus resultados, más allá de las críticas, debe llamar a la reflexión a la sociedad, la academia y el gobierno sobre el mal momento que enfrenta el sistema educativo hondureño en todos sus niveles.

Los resultados de la prueba sin duda son alarmantes, pero también son el reflejo del abandono en el que ha estado la educación en Honduras y que se refleja en los presupuestos destinados al sector, que se utilizan casi en su totalidad en el pago de sueldos y salarios, con muy poca o escasa inversión para material didáctico e infraestructura. La cobertura, la repitencia y la deserción son otros problemas que se arrastran desde hace años, sin olvidar las protestas que por años protagonizaron los docentes en reclamo del respeto a sus derechos laborales y el incumplimiento de los 200 días de clases. En este oscuro panorama hay que señalar también la politización a que ha sido sometido el sistema por todos aquellos que han tenido la oportunidad de gobernar el país y que han hecho de la Secretaría de Educación una agencia de colocación de empleo para sus miembros afines. Pero la baja calidad no es exclusiva de los docentes. Constantemente se escuchan las quejas de los empleadores sobre las falencias de los profesionales de diversas áreas del conocimiento.

Son estas y muchas más razones las que obligan a los que hoy son responsables de la administración educativa a reflexionar sobre qué se está haciendo bien, lo que se está haciendo mal y lo que se debe de hacer en el futuro cercano y lejano para reorientar el sistema de educación en Honduras.

No solo se trata de criticar, sino también de proponer. El desarrollo del país está en la educación, pero de calidad, que debe ofrecer a sus ciudadanos y ciudadanas en todos los niveles.

Por eso hoy es prioritario recordar el mensaje de Nelson Mandela: “La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en una médica, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación”