Editorial

La crisis político social y la economía

Los hondureños y hondureñas vivimos el día a día de sobresalto en sobresalto. Los viejos problemas, como los altos índices de violencia y delincuencia y la escasez de agua, más el juicio que actualmente enfrenta Juan Antonio “Tony” Hernández, el hermano menor del presidente Juan Orlando Hernández, en una corte del Distrito Sur de Nueva York, son solo algunos de los temas que llaman la atención diaria y que copan los espacios de los medios de comunicación y de las redes sociales.

En medio del ir y venir de estas informaciones han pasado a segundo plano, incluso, los sufrimientos de los miles de ciudadanos que al no tener oportunidades de obtener un empleo y un salario digno en su país, optan por irse “mojados” a los Estados Unidos sin importarles las amenazas del presidente de aquel país de que no serán bienvenidos a su territorio, así como los anuncios, las advertencias de los economistas y las cifras oficiales sobre la desaceleración de la economía hondureña.

El Banco Central de Honduras (BCH) reportó para el caso que la actividad económica en el primer semestre de este año cayó en casi 1% en relación con 2018, y que la agricultura apenas creció en un 0.2% en ese período. Directivos del Cohep han advertido que las proyecciones de crecimiento económico (3-3.2%) no se lograrán y que las mismas se situarán en un 2% para finales de año.

El panorama internacional tampoco es favorable, cuando se advierte que la economía global se desacelerará en los próximos dos o tres años, lo que golpearía aún más la endeble economía local, botaría sus buenas cifras macroeconómicas y generaría más desempleo, entre otras consecuencias negativas.

El presidente del Colegio Hondureño de Economistas, Luis Guifarro, ha sido claro. “De no cambiar las condiciones actuales no habrá una mejora en la economía de los hondureños en el corto o mediano plazo”.

Los políticos y el gobierno deben atender estas advertencias y prepararse con un programa que permita hacerle frente a la desaceleración económica, sin olvidar que la paz social, el respeto a la institucionalidad y la tranquilidad política son solo algunos de los aspectos esenciales para alcanzar las metas propuestas.