Editorial

Tiempo de jugarle limpio a Honduras

Las principales fuerzas políticas de Honduras concluyeron la tarde noche del martes anterior con el proceso de conformación de los nuevos organismos electorales. No hubo sorpresas. Como estaba previsto, los nacionalistas, libres y liberales colocaron en los cargos de dirección a conocidos militantes de sus partidos.

Con la juramentación de los nuevos funcionarios del Consejo Nacional Electoral (CNE) y del Tribunal de Justicia Electoral (TJE) se cerró el capítulo de la insurrección legislativa protagonizada hace unas semanas atrás por los diputados del izquierdista partido Libre para presionar por el nombramiento de sus representantes en esos organismos. La armonía, la fraternidad, la amistad, la buena vibra, volvieron, como por arte de magia, a la
cámara legislativa.

Queda esperar que esa armonía y fraternidad entre los políticos se mantenga en el proceso que inicia, con la discusión y aprobación de las nuevas leyes e instrumentos que deben regir el próximo proceso electoral hondureño. Que, así como se pusieron de acuerdo para repartirse los puestos en los organismos electorales, lo hagan en temas tan delicados como la reelección presidencial, la segunda vuelta, el voto electrónico y la depuración del Censo Electoral, entre otros.

En sus manos está la paz de un país que no puede darse el lujo de ir a un nuevo proceso electoral con las actuales reglas del juego.

Tienen que jugarle limpio a Honduras, dejar de lado sus intereses personales y de grupo y poner por delante los de un pueblo que se debate entre la pobreza y la miseria, de hondureños que no les importa ir en busca de las oportunidades que aquí les niegan a otros países. La paz social, el desarrollo, la generación de oportunidades solo se alcanzarán si en el próximo proceso electoral se respeta la voluntad del pueblo en las urnas. Sin importar la ideología que profesen, todos deben apuntar hacia el mismo objetivo: el bienestar común.