Editorial

Terrorismo, racismo, violencia

Las más recientes masacres ocurridas en las ciudades de El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, constituyen adicionales baños de sangre de víctimas inocentes perpetrados por fanáticos afiliados al movimiento supremacista blanco, inspirado en pseudoteorías racistas que sostienen la superioridad de la raza caucásica, aria, por sobre cualquier otra.

Su aplicación durante la Alemania nazi provocó el holocausto de millones de seres: judíos, eslavos, gitanos, además de minusválidos, todos considerados personas “inferiores” sin derecho a la vida. Los radicales de ultraderecha constituyen redes globales que se extienden por todo el mundo, perpetrando matanzas también contra musulmanes y migrantes. Se proveen de armas letales de destrucción masiva para incrementar el número de muertos. En Estados Unidos sostienen que está ocurriendo una “invasión” por parte de personas no blancas que buscan oportunidades laborales en esa nación a la vez que huyen de la delincuencia imperante en sus países de origen. El trasfondo de ese injustificado temor radica en el hecho que, desde el punto de vista demográfico, las tasas de natalidad entre los estadounidenses de etnias distintas a la blanca crecen más rápidamente que la de sus compatriotas blancos; por ello, también rechazan el multiculturalismo y la diversidad racial, incitando al odio y la intolerancia, emitiendo legislación antiinmigrante, construyendo muros, oponiéndose al control no regulado en la venta de armas a particulares. En tanto los poderosos intereses fabricantes de armas cuenten con sólido respaldo entre los legisladores, nuevos hechos trágicos ocurrirán en el mundo, particularmente en Estados Unidos, más temprano que tarde. Igualmente, aquellos políticos que en sus prédicas otorgan aliento a estos fanáticos racistas y xenófobos, comparten una cuota de responsabilidad en las trágicas consecuencias derivadas de su demagogia. La opinión pública mundial debe prestar especial atención y vigilancia a este peligro terrorista, inspirado en el fundamentalismo y el maniqueísmo, que significa un peligro inminente para la armonía y convivencia pacífica de la humanidad.